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Capela da Senhora da Pedra

Este es uno de esos lugares que no te esperas y que sin buscarlo te encuentras en tu camino. No seguimos ninguna señalización, no lo encontramos en ningún folleto informativo… fue el poder de las piedras el que nos guió hasta aquí. Visitando las ruinas de la Capela de Guadalupe nos llamó la atención unos gigantescos «penedos» que se levantaban sobre una pequeña loma de 132 m que destacaba sobre los infinitos campos de «alvarinho». Sus formas y su gran tamaño nos hizo buscar un acceso. Cuando nos acercamos vimos un cartel que indicaba la existencia de un camino que se llamaba «Rua da Senhora da Pedra». Estaba claro, ese camino nos dirigía hacia un lugar hoy santificado.

Al lugar se puede acceder en vehículo pero lo mejor es llegar por los estrechos caminos verdes que nos guiarán hasta allí. Pronto vimos bases de piedra que algún día tuvieron una cruz y que marcaban un vía crucis camino del posible santuario. Y allí estaba, junto a una gran roca hay una pequeña capilla dedicada hoy a la Senhora da Pedra. Parte de la capilla se encuentra incrustada en uno de los grandes «penedos» que emergieron de la tierra cual burbujas hace millones de años, algo parecido a la Capela da Asunción do Monte Castelo de Salvaterra de Miño. En las fotos podréis apreciar el fondo rocoso sobre la capilla mayor de la iglesia.

No hay que discurrir mucho para pensar que el culto de esa «Senhora da Pedra» se perdía en los siglos, seguramente mucho antes del cristianismo. No sabemos si esa «senhora» apareció bajos las grandes rocas o si ella misma eran las enormes piedras y el origen del culto se perdía en la época megalítica, cosa más que probable. El lugar recibe el nombre de «Pedra», en honor a estas rocas.


En la parte más alta se levantan dos rocas aún más grandes que forman un pequeño refugio entre las dos. Lo más curioso es que en una de ellas hay esculpidas en la misma roca una serie de escalones que nos facilitan el acceso a lo más alto. ¿Qué hacen estas aquí? No creemos que se molestaran en crearlas para solo observar el paisaje por lo que podríamos pensar en un lugar estratégico medieval a modo de atalaya. Muy cerca de aquí tenemos el topónimo de «cristelo» en referencia a un castillo que existió en el lugar del cual no sabemos con exactitud su localización, pero bien podría haber estado aquí. Estas rocas de la parte más alta parecen haber sido movidas, no sé si a propósito o quizás fruto de movimientos de tierra del pasado o desplazamiento natural.

Como ocurre en muchos casos en Galicia estas piedras también sirven de marca territorial, dividiendo las freguesías de Troviscoso y Longos Vales.
La iglesia actual es del siglo XVII, de estilo barroco. En el dintel de la puerta una inscripción nos indica el año 1688. Sobre ella existe otra del mismo año que nos habla de la reedificación del templo por parte de Francisco da Cunha da Silva, antiguo gobernador de Monção. Exactamente se puede leer:

FRANCISCO DA CUNHA DA SILVA, CAVALEIRO DO HÁBITO DE CRISTO, FIDALGO DA CASA DE SUA MAJESTADE, MESTRE-DE-CAMPO, CAPITÃO-MOR E GOVERNADOR DE MONÇÃO, A CUJO CARGO ESTEVE O GOVERNADOR DAS ARMAS DESTA PROVÍNCIA, REEDIFICOU ESTA CAPELA POR SUA DEVOÇÃO

Arriba se encuentra el escudo de armas en donde se aprecian las armas de la familia Velho, Azevedo, Soares de Albergaria y de los Cunha.

En frente a la fachada se levanta un cruceiro que parece haber sido repuesto en época contemporánea aunque su base es la original del 1688 y aún se pueden ver los grabados e inscripciones. Muy cerca del lugar hay un pazo que cuenta con el mismo escudo en su puerta principal.

Sobre la loma se construyeron varios depósitos de agua que surten a la vecina localidad de Monção.

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