El concello de Ponte Caldelas está surcado por numerosos ríos que forman grandes y profundos valles. Existe un lugar donde cuatro ríos se juntan: El Rego Guteras, el Riboi, el Rego do Porto y el de San Vicenzo o San Vicente, que unen sus valles en este punto. Muy cerca de aquí existe una capilla de orígenes remotos y que tuvo gran devoción en otros tiempos.
Hoy en día se ubica una ermita cuya construcción data del año 1792 y presenta un estilo barroco. Es de una sola planta y por delante presenta un nártex de planta cuadra que sirve de pórtico. En el interior se puede ver un sepulcro labrado y una inscripción donde se puede leer el año de finalización de la obra. De destacar es su retablo neoclásico. Se celebra la romería el 22 de enero, día de San Vicente, santo al cual se le dedica la ermita.
Sin embargo, es claro que debía haber existido un templo muy anterior al actual, como lo demuestra la cantidad de tégula diseminada por la zona, los restos de fustes y dinteles que forman los muros colindantes. Pero lo más significativo y lo más difícil de localizar, debido a la casi inexistencia de información, es la presencia de un magnífico sepulcro antropomorfo labrado en una roca.
Sin embargo, el sepulcro se encuentra situado debajo del muro de mampostería de lado oeste y es difícil de ver si no prestamos atención. La presencia de un estancamiento de agua delatará su presencia.
El mismo nos recuerda a otros, como el de la Ermita da Xestosa o los del monasterio de San Pedro de Rocas. Su similitud nos llevaría a la alta Edad Media y es posible que fuera levantado por un ermitaño que eligiera esta zona. Unido a él y en su honor probablemente se levantaría una capilla románica, que posteriormente adquiriría una gran devoción.
Pero eso no es todo. En el año 2008 se decidió tirar un feo palco de ladrillos que se encontraba junto a la capilla. Con esto apareció una piedra labrada en forma de petroglifo con un dibujo de una espina de pez. La piedra sirve hoy día como linde de una finca.
Además si prestamos atención a las piedras que conforman los límites de la finca donde se asienta la capilla, notaremos que nos recuerdan a un tipo de piedras común en muchas zonas arqueológicas de Galicia. Se tratan de piedras de un antiguo castro que se encuentra a sólo 200 m de distancia, en una loma de 217 a la que se accede por un viejo camino con pavimento pétreo, pero muy irregular. El castro está atravesado por un cortafuegos y no está señalizado en ningún momento.
Es increíble que un recóndito lugar como la ermita de San Vicente, señalizado por un pequeño letrero que indica la dirección de una pista de tierra, esconda tanta historia.
Una leyenda
David Conde Lourido nos acerca una leyenda relacionada con la ermita de San Vicenzo que le llegó de la boca de su bisabuela:
«Cando a miña bisaboa era unha nena, a súa nai contáballe que (ou en Taboadelo, ou Xustáns ou Parada), había un mozo que namoraba a unha rapaza. A rapaza tiña un irmán que non agradaba do futuro cuñado, pero non dicía nada. Un día, o «cuñado» convenceu ó mozo para iren os dous xuntos a unha festa en Ponte Caldelas (creo que era Ponte Caldelas, pero vai dar o mesmo onde fose a verbena), e alá foron os dous, pero á volta, chegando á ermida, o «cuñado» degolou ó rapaz e chimpou a cabeza enriba do tellado da ermida, co resultado de que o sangue escoou pola parede ata o chan toda a noite. Din que aínda se pode ver a mancha do sangue na parede (eu non a atopei nunca e, á parte, son daltónico). Non sei como se resolveu o crime, e levo anos buscando novas sobre tal suceso, que debeu de acontecer nas últimas décadas do XIX (xa que a miña bisavóa nacera en 1901), pero non obtiven resultados«
David Conde Lourido
De hecho hay otro Castro al otro lado del Río San Vicente, sobre un promontorio natural muy accidentado. Un lugar ciertamente mágico… y abandonado, ardió en el 2006 y ha vuelto a arder.en el 2017 Son propiedades particulares llenas de eucalipto abandonado. Una pena