El conjunto arquitectónico de Santa María de Abades se compone de la iglesia parroquial y santuario de Nosa señora dos Desamparados y a unos metros la pequeña y anterior iglesia románica conocida como Igrexa Vella de Abades. Además, veremos los restos de la antigua casa rectoral y un cruceiro del siglo XVII.
Esta parroquia de Abades pertenece al Concello de Silleda. Pero no fue hasta el siglo XV cuando recibió este nombre, ya que desde el siglo VIII figuraba como Santa María de Pedre.
La iglesia monacal tiene planta de cruz griega y una gran torre campanario. Su construcción se finalizó en el año 1787. Es de estilo neoclásico y fue creada por el maestro Melchor Ricoy. En su interior destacamos las pinturas murales realizadas por Juan Calvelo en 1773. También veremos unas tallas del escultor santiagués Gambino. Además, el órgano es el único en su género de Galicia y fue construido por el fraile franciscano Frei Felipe de la Peña en 1793.
La pequeña iglesia románica de Santa María de Abades es del siglo XII y su situación actual no es la original. Anteriormente se localizaba en Martín de Abaixo. En esta capilla destacamos sus canecillos y las pinturas murales del interior. Es de una sola nave y su ábside es rectangular.
En este conjunto de Abades también podremos ver un cruceiro de 1680, que fue trasladado a su ubicación actual en el año de 1860. La casa rectoral, en nuestra visita estaba abandonada y las enredaderas tapaban la gran casa.
A continuación os dejamos el texto de Juan Bta. Codina Bas, remitido por José María Ezequiel Ferrer Valiente, autor del libro Donde el mundo se llama Abades.
En la comarca de Trasdeza, perteneciente a la provincia de Pontevedra y en lo eclesiástico al obispado de Lugo, se encuentra la población de Silleda que tiene 33 parroquias en su término siendo uno de ellas Santa María de Abades donde se encuentra una vieja iglesia parroquial románica del siglo XII-XIII junto al Santuario del siglo XVIII, con mezcla de dos estilos arquitectónicos; el barroco tardío junto al neoclásico y bajo la advocación de Nuestra Señora de los Desamparados de Abades.
En 1714 fue nombrado obispo de Lugo el Carmelita Observante Fray Andrés Caperó nacido en Castellón de la Plana en 1645, cargo que ejerció hasta 1717 en que fue promovido al obispado de Teruel. Unos años después, en 1745, fue nombrado obispo de la Diócesis de Lugo el jesuita Juan Bautista Ferrer y Castro que había nacido en Valencia en 1694. Se graduó de doctor y consiguió la cátedra de Prima de Cánones en la Universidad de Valencia, ligada a una pavordia de la Santa Metropolitana Iglesia. Es autor de una Disertación en lengua latina sobre el antiguo Primado de la Santa Iglesia de Toledo que se imprimió en Valencia en 1748 y al morir fue objeto de una Oración fúnebre en las solemnes exequias que la Ven. Congregación de sacerdotes… de la Compañía de Jesús de Valencia celebró… a la memoria de… Juan Bautista Ferrer y Castro… Falleció tres años más tarde en la misma ciudad de Lugo a causa de una enfermedad contraída tiempo antes.
El obispo Ferrer y Castro nombró, como secretario personal al también jesuita, el valenciano Josef Joaquín de Espès y del Camp, nacido en una alquería de la huerta de Valencia. Posteriormente cura de almas de la parroquia de Abades, en el arciprestazgo de Trasdeça.
En 1746, el obispo Ferrer y su secretario Josef Joaquín realizan la visita ‘ad limina’ y en su recorrido por las parroquias de la diócesis, llegan a Abades, una tierra apartada del bullicio de la civilización, pero de paso de peregrinaciones a Santiago. Abades tenía una ermita románica. Y observan que es una zona montañosa de la que se puede extraer piedra, ya que el pensamiento de los dos es edificar un templo de gran envergadura en honor de la Virgen de los Desamparados y que se convirtiera en centro de peregrinación.
Complemento del templo fue la imagen que los padres de Josef Joaquín le enviaron y que recibió tras un largo viaje por los caminos reales, en 1750. Se depositó en la ermita que con el tiempo fue incapaz de contener a los numerosos peregrinos que
llegaban confiados en la Virgen de los Desamparados y ante ello se hizo vivo el deseo de construir un Santuario para dar cabida a los fieles y poder celebrar el culto con la dignidad requerida. La iglesia comenzó a construirse en 1765 con la piedra extraída de dos canteras y siendo abierta a los fieles en 1773, el 7 de abril de 1782, fallece Josef Joaquín de Espès que no pudo ver concluida su obra.
Al obispo Juan Bautista Ferrer y Castro lo podemos conocer al visitar el Paraninfo de la Universidad de Valencia en lo que es el Centre Cultural de la Nau. Su imagen está en un óleo sobre lienzo. fechado entre 1730 y 1760, de autor anónimo y que lleva hábito episcopal, muceta y roquete, cruz pectoral y anillo episcopal. La composición de sus manos está mal resuelta tratando de coger un bonete de puntas. Fue catedrático de ambos derechos y miembro del Consejo de Estado de Carlos II.
José María Ezequiel Ferrer Valiente ha publicado la historia de todo el entramado social y religioso de la parroquia de Abades, con el título de Donde el mundo se llama Abades y para ello se ha acompañado de un equipo que ha colaborado en su trabajo de forma eficiente. Antes se editó en un texto más reducido en gallego Santuario Nosa Señora dos Desamparados y sobre esta edición Irene Lázaro Romero, doctoranda en Historia del Arte Medieval por la Universidad Complutense de Madrid tiene conocimiento de la iglesia románica, que visitó en 2020 para fundamentar su tesis en los frescos sobre un mural dedicados a la muerte triunfante en Abades, datados en el primer tercio del siglo XVI, temática que también se presenta en otras iglesias gallegas.
El libro se acompaña de 64 páginas de imágenes que muestran los múltiples aspectos de Abades y su santuario enriqueciendo la comprensión de la obra.