Oculto y eclipsado por el conocido Templo Votivo del Mar de Nigrán se encuentra uno de los pocos restos de arte prerrománico de Galicia. Después de ascender el citado templo, veremos abajo como escondido, los restos de una pequeña capilla. Rodeado de una verja nos encontramos con un hermoso arco prerrománico de herradura. Inicialmente se pensaba que formaba parte de un antiquísimo templo de entre los siglos VI y VII con antecedentes romanos.
Sin embargo, según un estudio del año 2016 y las pruebas del carbono-14 realizadas sobre el mortero de la mampostería, la iglesia arroja una datación aproximada al siglo X, retrasando su edad unos 300 años como mínimo y por ello tendría una influencia mozárabe.
Posteriormente, fue aprovechado para dar acceso al presbiterio de una iglesia parroquial de planta basilical llamada San Xoán de Panxón. Durante décadas este arco pasó desapercibido, hasta el año 1926, durante las obras de reconstrucción de la iglesia. Unas fotos en el panel informativo nos darán una idea de la última situación de la herradura. La antigua iglesia dio paso en la década de los años 30 al nuevo Templo Votivo del Mar. Antonio Palacios, creador de la nueva iglesia, pidió a cambio de la gratuidad del proyecto, la conservación del histórico arco que le había servido como inspiración de su nueva obra.
El arco en forma de herradura, se conserva apoyado sobre dos columnas que originalmente eran cuatro y que se encuentran hoy desaparecidas. Según una prospección realizada por García Alén, confirma que parte de las columnas de fuste liso se encuentran hundidas en el suelo, por lo que antes eran más altas. Una pequeña ornamentación de hojas e incisiones paralelas adornan los capiteles corintios.
La línea de trasdós externa del arco es perpendicular al suelo y en su interior es muy irregular , al igual que el de la iglesia de Santa Comba de Bande. La diferencia con este último consiste que aquí las dovelas encajan con los sillares inmediatos al muro. En el interior de las ruinas se conserva también la tapa de un sarcófago antropomorfo posiblemente de origen suevo.
Las obras del nuevo templo, hicieron que la iglesia parroquial se trasladará al Templo Votivo en la década de los años treinta del siglo pasado. De la anterior se conservan los citados restos, partes del via crucis casi imperceptibles y restos de los muros laterales.
Es tal la belleza de este arco que sirvió de inspiración del propio arquitecto Antonio Palacios, para construir el Templo Votivo. Vistos desde abajo forman un hermoso conjunto arquitectónico en el que catorce siglos de diferencia se convierten en una unión perfecta, donde el nuevo templo vigilante parece velar por la integridad del viejo arco.
Declarado monumento nacional en 1964, hoy en día parecen unos restos sin apenas importancia, ya que las vayas que lo rodean semejan estar prohibiendo el acceso a unas ruinas de apariencia peligrosa, que sin embargo tratan de salvar lo que se ha conservado de las primeras manifestaciones religiosas del cristianismo en Galicia.