En Campo Lameiro existe una pequeña montaña que alcanza los 432 metros y que se le conoce como Monte Agüeiros. En su punto más alto existe la pequeña capilla de San Antoniño del siglo XVIII de planta rectangular en cuya fachada se abre una puerta adintelada y una ventana abocinada. En la parte superior una sencilla espadaña corona el conjunto. La ermita está dedicada a San Antón. Pero … ¿Qué hace una capilla en un solitario monte? Pues es un caso muy repetido en toda la geografía gallega. No es cuestión de apariciones, ni de milagros, sino de una forma de cristianizar los lugares paganos que tanta influencia tenían en la sociedad gallega durante su historia.
Este intento de cristianización responde a la situación debajo de ella del castro de Penalba cuyos orígenes datan ni más ni menos que en el siglo IX a.C. Sabemos de su antigüedad debido a los hallazgos de semillas y cereales calcinados por un incendio durante la época de habitabilidad del castro. Para ellos el incendio fue devastador, pero gracias a él, hoy en día nos aporta una gran cantidad de datos que si no fuera por este no tendríamos. Años después el castro sería de nuevo configurado dotándose de murallas y aterrazando el lugar. Sin embargo esta nueva ocupación no duraría mucho ya que la población se trasladó al conocido como Castillo dos Mouros a unos 1200 metros al oeste situado ya en el concello vecino de Moraña.
Uno de los detalles más importantes de este asentamiento es la presencia de una gran piedra en la croa del castro que contiene un grabado de una serpiente, animal mitológico y mágico para la cultura castrexa. Podemos datar la «Pedra da Serpe» en la época de habitabilidad del castro. Desde ella se puede observar una gran panorámica de Campo Lameiro y de los valles de Lérez y de sus afluentes. La existencia de este dibujo sagrado para los «castrexos» es el mayor motivo de sacralización del lugar, ya que su culto pudo extenderse en los siglos. No debemos olvidar que Campo Lameiro alberga varios de los más grandes grabados rupestres del noroeste peninsular y son varias las estaciones repartidas en este concello. La capilla que se dedica a San Antón se construyó sobre una más antigua de la cual no sabemos su antigüedad.
Muy cerca del castro se habilitó un campo de fiestas para las romerías de San Antoniño y que se compone de mesas, barbacoas, fuentes e incluso una gran caseta que cubre las mesas y las parrillas. Las fiestas en honor al santo se celebran el 13 de junio. Para ascender hasta la capilla se construyó un camino empedrado y unas escaleras sobre el mismo yacimiento.