Se denomina «chan» en Galicia a aquellos terrenos que por sus características morfológicas presentan una gran zona llana y con ausencia de pendientes. En las partes altas de los Montes da Paradanta existen varios lugares con este topónimo. Es común que estos «chans» localizados en zonas de alta montaña fueran utilizados por nuestros antepasados para la construcción de campos tumulares.
Uno de estos se localiza entre O Coto da Vella y el punto más alto de la sierra de A Paradanta de 954 metros, en la parroquia de Luneda. Es el conocido como Chan do Marco, en honor a unas piedras legendarias que se encuentran en este lugar. En esta planicie en donde se encuentra también el curro de A Paradanta, existen diversas mámoas y como dijimos un grupo de piedras en las cuales algunas presentan algún dibujo como cruces latinas. Estas piedras también marcan los límites de los concellos de As Neves, al oeste, y de A Cañiza, al este.
Se conocen como a Pedra da Auga, o Marco da Paradanta. Existen ritos acerca de estas piedras milenarias en relación con el tiempo y con plegarias para la lluvia. Una de estos relatos nos cuenta como tienen que ir a la piedra tres mujeres llamadas María que tenían que partir de diferentes lugares rezando y portando cada una pan para dejarlo en ofrenda en la «casiña da Santa», lugar donde apareció la imagen de la Virxe da Franqueira. La procesión se podía organizar para pedir que no lloviese o viceversa. Para que no lloviese se giraba el marco hacia el norte, con el bajo relieve de la cruz hacia ese punto cardinal. Si era para pedir por lluvia el marco era llevado hasta un cenagal próximo ya en el concello de As Neves hasta que llegara de nuevo el buen tiempo que era limpiado y transportado a su lugar original. Girando el marco hacia el oeste también pedían lo mismo. El conjunto megalítico está formado por dos piedras, la silla que es fija y el propio marco, que se apoya en «la silla».