En la parroquia de Abedim, en el municipio de Monção existe un macizo rocoso que resalta por sus características geológicas sobre todo a su alrededor. Alcanza los 420 metros de altitud sobre el mar y desde su alto se domina una vasta extensión del valle del Miño que aquí hace de frontera entre Galicia y Portugal. Se denomina A Pena da Rainha o de San Martinho da Rainha.
Debido a su posición estratégica y su difícil acceso en lo alto existió un castillo «roqueiro», del cual sabemos su existencia desde el siglo XII cuando es nombrado en la «Chronica Adefonsi Imperatoris» en donde se relatan los sucesos del reinado de Alfonso VII de León, hijo de Urraca I. Sin embargo sus características son similares a muchos otros emplazamientos militares más antiguos de Galicia y el norte de Portugal por lo que es probable que ya existiera en el siglo IX, durante la época de la reconquista. Poco poco fue perdiendo su utilidad fronteriza debido a la construcción a pie de río de las nuevas fortalezas como Melgaço, Monção o Valença. Sabemos que hasta mediados del siglo XVIII aún se mantenía parte del castillo y su capilla dedicada a San Martiño. En ese siglo el mismo párroco aprovechó las piedras del castillo para la construcción de la iglesia parroquial y de otros edificios religiosos de las proximidades arruinando para siempre los vestigios de la época medieval. Hoy en día podremos ver en lo alto una pía y pequeños restos de muros y de la base de la torre de homenaje.
Para llegar hasta este impresionante macizo rocoso debemos detenernos en el área de descanso de San Martinho da Pena da Rainha que se encuentra a los pies de la montaña rocosa. Allí encontraremos mesas, fuente e incluso barbacoas. También tenemos el sendero que sube entre las inmensas rocas graníticas que estrechan el recorrido y forman fascinantes cavidades por las que tendremos que adentrarnos para llegar durante unos doscientos metros a la capilla de San Martinho, totalmente rodeada de enormes piedras las cuales aprovechó para su construcción.
Se trataba posiblemente de la capilla del castillo y su origen se remonta a época románica, allá por el siglo XII. De su estilo original aparentemente en su exterior no queda nada, ya que fue remodelada en la segunda mitad del siglo XVIII. Por una de sus ventanas podremos ver su interior, en donde existe un bonito arco que sí podría mantener algo de su origen artístico.
Adentrándose otra vez por los huecos de las rocas gigantes, el camino nos llevará por la parte oeste del macizo rocoso y pronto veremos una desviación a la derecha con una senda empinada y a veces resbaladiza que nos conducirá a unas escaleras de metal construida con el propósito de acceder al vértice geodésico y a los restos de la fortaleza antes nombrada. Desde arriba las vistas son impresionantes… Sin duda este lugar os sorprenderá gratamente.
que fermosos » PEDROLOS»»