Si viajamos por estas tierras no hay que dejar de visitar los maravillosos miradores que se elevan en las estribaciones de A Serra do Barbanza. El Mirador de A Curota y de A Curotiña son claros ejemplos. El mismo Valle Inclán recorría estas montañas y miradores para inspirarse en su obra. Y no es de extrañar, pues la vista que desde aquí se domina no deja indiferente a nadie.
A Curotiña se eleva a 512, siendo el hermano pequeño del cercano Monte de A Curota de 596 m. Desde aquí se obtiene una fantástica panorámica, tanto hacia el norte como hacia a el sur, y tanto al este como al oeste: Las dunas de Corrubedo con la Lagoa do Carrexal y de Vixán, Fisterra, la Ría de Muros y Noia, la Ría de Aorusa, O Grove, las islas pertenecientes al Parque Nacional das Illas Atánticas y el océano infinito.
Hacia la sierra, nos llamará la atención el estrecho valle del Río Barbanza y la monumentalidad de la sierra del mismo nombre. Muy próxima se divisa la silueta del monte más alto del lugar, que no es otro que el Alto dos Forcados, de 620 m. En A Curotiña existe un mirador acondicionado en el lugar donde se ubica una antena que concentra las señales de comunicaciones.