El río Pontiñas, a veces denominado como Rego das Cabirtas, quizás sea el responsable de la ubicación aquí de la primitiva villa de Lalín. Por estas zonas de escasas pendientes el río discurre cómodo y tranquilo formando numerosos humedales que dan cobijo a una gran número de animales y plantas. Sobre sus orillas se ha construido un gran paseo de 3 kilómetros que circula por las dos orillas que son unidas por numerosos puentes de madera e incluso uno de piedra. Además de peatones, el paseo está provisto de uno propio para ciclistas.
A pesar de la proximidad del centro urbano aún es posible ver las marcas dejadas por jabalíes e incluso podremos llegar a ver algún zorro. El paseo fluvial del Río Pontiñas es uno de los pulmones verdes de la villa de Lalín, que casi se puede considerar ya como una ciudad.
Pero, ¿donde nace?