Por Bembrive, parroquia de Vigo, discurre la Senda del Eifonso paralela al río del mismo nombre. Este río nace en el Monte das Lagoas, a 450 m, flanqueado por Pedra Cavaleira de 501 m y por As Pereiras de 514 m. Sus primeras aguas emergen muy cerquita del Campus Universitario de Vigo. El río Eifonso se abre camino entre el valle y pasa a los pies de la Capilla de San Cibrán.
Su descenso vertiginoso convierte sus corrientes en bellas fervenzas, como la de Bouzafría y da origen a varios molinos de agua en sus dos riberas. Recibe las aguas de sus afluentes, Mao y Pontecela. Su andadura dura casi 6 km hasta llegar y donar amablemente sus aguas al castigado río Lagares.
La desembocadura del río Eifonso se sitúa por detrás de unos grandes almacenes ubicados en el final de la Avenida de Madrid, en el corazón de un polígono industrial. Comenzaremos nuestro recorrido por la senda del río Eifonso en el cruce del río y la Carretera de Bembrive, que une esta parroquia con la vecina Beade, concretamente en Mourelle. Es aquí donde comienza la ruta que ha sido rehabilitada en octubre de 2009 en una recuperación llevada a cabo por la Entidad Local Menor de Bembrive, la consellería do medio rural y la extinta entidad bancaria Caixanova. El proyecto ha sido cofinanciado por la Unión Europea.
La ruta y sendero del río Eifonso se encuentra debidamente señalizada y cuenta con información sobre la flora y la fauna del lugar. Los aledaños también están siendo repoblados. En el año 2016 fue integrada dentro del Parque Botánico Arco da Vella, que se ubica en las inmediaciones de la capilla de Os Ramallos.
Un camino ancho como los ejes de las ruedas de los carros que antaño surcaban estas sendas para ir a recoger, río arriba, el grano molido que los molinos producían. Pronto veremos la prueba de ello al ver uno de esos molinos a mano izquierda por debajo nuestra. Es el llamado «Muiño do Sorrego». Su rehabilitación fue hecha hace unos años y presenta un aspecto inmejorable. A partir de aquí veremos a la orilla izquierda los antiguos canales que traían las aguas de río arriba para mover las maquinarias de estos molinos.
Un poco más arriba nos sorprenderá un hermoso y rústico puente creado con grandes losas de piedra que atraviesa el regato. Es ahora cuando el río se empieza a encajar. Nos toca el molino conocido como de «A Pedrosa», al que se accede por un puente de madera. Lo que se nos presenta ahora es un regalo de la naturaleza. Se trata de una pequeña pero angosta y rocosa garganta conocida por «O Buraco» (el agujero).
En esta garganta se encuentra la formidable cascada o fervenza de Bouzafría, donde el río salva un gran desnivel en muy pocos metros. La marcha nos lleva a pasar por otro puente de piedra y nos conduce hasta los pies de la Capilla de San Cibrán, donde se celebra todos los años la romería dos Ramallos.
Después de la capilla, seguimos subiendo y siguiendo el curso del río, aunque un poco más alejados de él. Pasaremos por debajo del puente de la autopista AG-5, que lleva a Gondomar y Baiona y quedaremos sorprendidos por los grandes pilares de hormigón que se asientan entre la vegetación.
Nos acercamos otra vez al río Eifonso y podremos de nuevo disfrutar de la arquitectura rural gallega en forma de un molino y los restos de un viejo aserradero hidráulico que e utilizaba el agua del río Eifonso para su trabajo. Más arriba llegaremos a los restos de la misteriosa Aldea da Fraga, lugar de final de recorrido.
Hablar del Eifonso conlleva a nombrar al Lagares. Este ha sido castigado por discurrir por un flanco de la gran urbe que en siglo XX ha utilizado como sumidero. En los últimos tiempos se ha llevado un plan de recuperación ambiental logrando crear un paseo paralelo al río que nos hace soñar con un futuro algo más limpio.
Se ha conseguido por la instalación de un colector que canaliza las aguas residuales hasta la odiada y limitada depuradora situada al borde de las Xunqueiras y los restos de la factoría de salazón de la desembocadura en la playa de Samil.
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