Desde lo alto del Monte da Paralaia, el mundo parece detenerse. La Ría de Vigo se abre majestuosa ante tus ojos, mientras las Islas Cíes nuestras antiguas guardianas son testigos del ir y venir de las mareas, escondidas entre la niebla del tiempo. A tus pies descansa Moaña, y a tu izquierda asoma la pequeña isla de San Bartolomeu, junto al monte Faro de Domaio, que algunos aún creen sagrado. A la derecha, Tirán y San Martiño completan esta estampa máxica, donde cada rincón parece tener su propia historia que se susurra al oído cuando el viento sopla del norte.
Un Mirador con buenas vistas
Pero este no es un lugar cualquiera. Aquí, entre carballos y penedos, dicen que moran as mouras, esas misteriosas mujeres encantadas que aparecen al caer la noche, peinando sus cabellos con peines de oro. También se habla de mouros que guardan pasadizos secretos bajo tierra, conectando la montaña con el fondo da ría. Y es aquí, precisamente en este monte, donde nace una de las leyendas más recordadas de esta comarca, la leyenda la de la cueva de Paralaia.
Leyendas
Según cuentan los viejos, en la mágica noite de San Xoán cuando el velo entre el mundo visible y el invisible se vuelve tan fino como un suspiro… Es entonces, en ese instante exacto en que el reloj marca la medianoche, cuando la Cova da Paralaia despierta.Se dice que alberga tesoros sin fin, escondidos desde hace siglos por manos que ya no pertenecen a este mundo. Una entrada de piedra, alta y discreta, con escalones que descienden hacia un recibidor abovedado del que parten varias galerías. Pocos la han visto, y quienes lo han hecho no siempre regresan con los recuerdos intactos. Tal vez por eso, el monte guarda su secreto con celoso silencio… esperando al valiente que se atreva a escuchar lo que la tierra quiere contar.
Cuenta la leyenda que esa noche las mouras encantadas abandonan la cueva para lavar y peinar sus cabellos de oro bajo a la luz de la luna. Si eres lo bastante valiente, si no tiemblas ante lo desconocido, podrás cruzar la entrada oculta justo a las doce. Y en el corazón de la tierra aparecerá una vieja moura envuelta en un manto de oro. Y si en ese instante pronuncias unas palabras mágicas: «Pipar do saco», las riquezas del lugar serán tuyas. Pero ojo, no todos regresan igual.
En el silencio encantado del Monte da Paralaia otros relatos emergen con la niebla. Se dice que también puede verse a una princesa vestida de blanco, peinando su melena dorada a la orilla del bosque. Su mirada, perdida en el tiempo, guarda un secreto enterrado entre raíces y rocas. Quienes logran seguir su rastro dicen que custodia otro tesoro, aunque nadie ha podido alcanzarlo sin perder algo de sí mismo.
Pero no todo son princesas y mouras. Algunos han oído hablar de un mouro transformado en cobra que emerge al alba con el primer rayo de sol. Para hacerse con su fortuna, hay que atraparlo sin miedo, meterlo en un saco y rezar para que no despierte antes de tiempo.
Uno de los bancos más bonitos
Y en lo más alto, te espera uno de los “bancos más bonitos del mundo”. Pero este no es un banco cualquiera es un trono desde el que contemplar un paisaje que parece sacado de un sueño. Un rincón para detenerse, respirar hondo y dejarse abrazar por la magia del Atlántico.
Subir hasta aquí es más que una ruta. Es un encuentro con lo invisible.
Un lugar donde los suspiros se mezclan con el viento y las vistas, sencillamente, hechizan.
Merece la pena subir hasta este mirador. Es uno de esos sitios donde el paisaje lo dice todo sin necesidad de palabras. Así es Monte da Paralaia, un lugar donde la naturaleza se mezcla con lo invisible, donde cada piedra guarda un secreto y cada árbol parece susurrar una historia antigua. No es solo un rincón de Moaña con vistas privilegiadas a la Ría de Vigo… es una puerta a lo desconocido, a lo legendario, a lo eterno.
Quizás, la próxima noche de San Xoán el monte decida mostrarte uno de sus secretos. Tal vez, si estás en el lugar exacto, a la hora exacta, escuches el eco de una voz antigua que aún espera ser descubierta. Porque en Galicia, la magia no se cuenta, se siente.
Ruta
Tenéis una ruta que une este mirador y su Cruz, la Cruz do Xestoso de Moaña con Bueu y su Cruz de Ermelo. Es una ruta circular de 5 kilómetros y moderada, os llevará unas tres horas. Os dejo este track de jmgrande.
Fotos de la ruta
Daniel Edreira y Clara Rodríguez Gayoso