Todos los que vivimos cerca del río Miño y su valle sabemos de su importancia y como este río marcó el ritmo de todas aquellas comarcas a las que baña y por ello todos nos sentimos parte del Miño.
Aunque por muy bien que parezca que lo conozcamos, también sabemos de los riesgos que sus orillas entrañan ya que no hay año que el Miño se lleve la vida de algún pescador. El Miño no perdona y cualquier paso en falso puede ser un error fatal. No hace falta ser novato, cualquier pescador experimentado puede sufrir las consecuencias.
Es esto lo que le pasó en el año 2003 a Saturnino Groba Cuña, un nevense que perdió la vida en el concello de As Neves en la zona de Guláns, en donde el río se encajona formando espectaculares cañones.
Es en está zona al borde del acantilado en donde la familia erigió una cruz monumento en honor y recuerdo a Saturnino Groba, un lugar desde el cual podremos ver el cañón del Miño en toda su esplendor y que forma un hermoso mirador desde el cual podremos comprobar la peligrosidad de las escarpadas laderas.
Este gesto familiar debe ser extensible y valer de recuerdo para todos aquellos que cada año pierden su vida en las furiosas aguas del río Miño.
Para llegar hasta el monumento podremos hacerlo desde Guláns pasando por las abandonadas casetas fronterizas de los carabineros aguas abajo siguiendo el sendero de los Pescadores. También desde A Estación de As Neves aguas arriba.
