El concello de Oia esconde una gran cantidad de restos históricos de todos los tiempos. Estas tierra que hoy se mantienen casi despobladas, debieron ser un hervidero en épocas pasadas. Dólmenes, mámoas, petroglifos, calzadas, fosos de lobos, puxeiros, restos de castillos y antiguas casas medievales forman parte del paisaje de estas montañas. La comarca formaba parte del legendario Turonio, territorio alto medieval situado al sur de la provincia de Pontevedra y que lindaba con el Río Miño hacia el Sur.
De Turonium sabemos bien poco, más bien especulaciones. Podría tener una raíz etimológica galaica o quizás romana. La primera referencia a este mítico territorio nos viene de Idacio, en el siglo V. No será hasta el año 569 donde podremos volver a leer de nuevo este nombre en el parroquial suevo de la Diócesis de Tui. El topónimo se conserva hasta bien entrada la edad media, donde es nombrada en varios documentos. Sus posibles límites comprendían desde el Rio Miño hasta las proximidades de Vigo, hasta Bembrive o quizás llegar hasta el Río Verdugo. Hacia el este podría incluso extenderse hasta la tierra de San Martín de Ladróns, en A Cañiza.
Se especula la posibilidad de relación con el topónimo «turonium» con varios lugares de la comarca. «Torroña», podría ser uno de ellos. Existe otro en Salceda, en donde también se ubicó el Castillo de Entenza. Sin embargo, Idacio, nos habla de la proximidad del mar y de la ubicación de un castillo a una altura de 525 m. Pues bien, aquí, en Oia, en la población de O Viso, cerca de Torroña y A Portela, se levanta el Monte Lousado (614 m) y el Castelo de Lousado de 537 m. Vemos los topónimos «castelo» y «torroña». Resulta curioso también observar que la altura del castillo es muy aproximada a la que indicó Idacio hace más de 15 siglos y más sabiendo que el Castelo de Lousado consta de tres lomas muy próximas que comprende alturas desde los 500 m hasta los 537 m del punto más alto. También es significativo que Idacio nos contaba que desde aquel castillo se divisaba gran parte del territorio de Turonio y si existe un lugar desde donde poder contemplarlo todo, sería este uno de los candidatos. El de Entenza, en Salceda, se levanta poco más de 120 m y desde él no se podría más que ver parte del valle de Miño y de las tierras cercanas a Tui. Desde el mismo Espicho do Faro, situado muy cerca de la supuesta ubicación, se domina una panorámica mucho más amplia y con mejores puntos de referencia geográfica.
Nada se escapa desde este baluarte del castillo de Lousado: Desde su posición estratégica se domina un gran número de puntos situados a una gran distancia. Lo más curioso es que algunos de estos puntos son observados tan solo por unos metros, ya que desde una posición un poco más baja no se podrían ver. Entre estos se encuentran en Castillo de Chavella, el Monte do Facho en el Santa Trega, el Monte Aloia, el Monte Galiñeiro, el Castelo de Cans, el Castelo de Mos, a Picaraña, el Monte Tetón, O Castelo de la parroquia de Malvas, en Tui, el Espicho do Faro, el castelo de Entenza y muchos otros lugares estratégicos, es decir gran parte de Oia, del Val do Louro, del Val Miñor y del Baixo Miño.
El lugar conserva el topónimo de «castelo». No sabemos si aquí existió alguna atalaya o fortaleza medieval o si pudo existir algún poblamiento prerromano o si simplemente las caprichosas formas y oquedades de las rocas del lugar nos han dejado un topónimo así. Desde un visor podemos observar una superficie rocosa de apariencia rectangular. Ya en lo alto, podremos ver alguna hilera de piedras y marcas de carros en alguna roca. Numerosas rocas con aspecto de haber sido modificadas se reparten por el lugar. En lo más alto existe un feo caseto de ladrillo y hormigón levantado sobre los posibles restos históricos a modo de cutre refugio. Alrededor de este, se esparcen un gran número de pequeñas piedras que bien pudieran ser los restos de muros de mampostería de antiguos refugios y murallas. Podrían ser piezas de un emplazamiento castrexo del que no parece haber analogías con muchos otros poblamiento del mismo tipo.
Pero lo más sobresaliente de lo alto son las numerosas cavidades que existen en las tres lomas formadas de forma artificial, con motivo de crear refugios para pastores o quizás para los posibles moradores de este lugar en altas épocas medievales.
La zona donde se ubican los restos se encuentra totalmente deforestada por los incendios de la primera década del siglo que hicieron estragos en toda la comarca. En los alrededores se está intentado tímidamente una reforestación con árboles de crecimiento rápido, como puede ser el pino. La única forma de llegar es por una pista forestal no apta para vehículos de cuatro ruedas. Se puede acceder desde la población de Torroña o desde Vilachán. Si ascendemos desde Torroña, podremos ver un hermoso petroglifo.