El siglo XVII convulsionó la Península debido al enfrentamiento entre otros muchos de los reinos de España de Felipe IV, el Rey Planeta, y la recién proclamada corona de Portugal al ser nombrado Don João legítimo dueño del trono portugués. Durante el reinado de Felipe IV (1621-1665) se comenzaron a construir una serie de fortalezas para frenar las amenazas del reino vecino. Alguna de ellas ha llegado hasta nosotros, como el fuerte de San lorenzo, en Tomiño y esta, la fortaleza de Santa Cruz, en A Guarda.
Este castillo heredó su nombre del Marqués de Santa Cruz de Marcenado (Álvaro de Bazán) que fue Capitán General de la Armada en tiempos de Carlos V y Felipe II y que también dio nombre a la fortaleza de Santa Cruz en Oleiros, A Coruña.
La de A Guarda, abierta al público después de más de 150 años, se localiza en un punto estratégico de la villa, en el punto más alto de esta, a una altura de 81 metros. Fue construida en 1663 tras la toma de Goián por los portugueses. Sin embargo en el año 1665, João Manso al mando de los lusos sitió y tomó la fortaleza. Estos fueron los constructores de una atalaya de vigilancia sobre las rocas junto al puerto de la que hoy existe una réplica que alberga el Museo do mar. Es probable que se utilizara la piedra de la muralla que rodeaba parte de la villa para la construcción de la fortaleza de Santa Cruz , ya que su construcción fue acelerada.
Desde este montículo se podía apreciar toda la villa, el puerto de A Guarda y hacia el este se podía divisar el Miño, aunque este era más fácilmente vigilado desde la atalaya que habría en lo alto del Monte Santa Trega, lugar excepcional para ello. Al norte se vigilaba el ajetreado camino que unía Tui con Baiona pasando por la villa.
La planta de esta fortaleza de Santa Cruz de A Guarda tiene forma de polígono irregular con cuatro baluartes con garitas que sobresalen y que reciben los nombres de Baluarte da Guía, de San Sebastián y da Cruz y de Santa Trega. Alrededor del castillo un foso con parapeto permitía una mejor defensa ante posibles invasores.
En los siglos posteriores se cita el castillo como medio arruinado y de mala construcción y con pocas dependecias para albergar tropas. A mediados del siglo XIX ya se habla de abandono. Después de la desamortización el estado vende el castillo por partes a diferentes compradores.
A finales del siglo XIX la fortaleza de Santa Cruz de A Guarda fue empleada por una fábrica de embutidos (Sociedade Comercial Lomba y Lomba) que exportaba productos a Cuba y Puerto Rico. Después de su disolución, en 1891, siguió el negocio el mismo regidor, Don Juan Antonio Lomba Álvarez que ya en el siglo XX instaló la Cerámica de Santa Cruz que llegó a proveer a la misma casa real. Ya en el siglo XXI, el castillo fue adquirido por el concello que después de haber sufrido numerosas aberraciones poco a poco fue habilitándolo para en diciembre de 2014 fuera abierto de nuevo al público después de 150 años en manos privadas y sin que pudiera ser visitado.
En el año 1995 fue declarado BIC, aunque un poco tarde, ya que parte de sus murallas , sobre todo en su lado oeste, fueron aprovechadas para diversas construcciones de diversa índole.
Con esta adecuación, la villa de A Guarda, suma a su gran potencial turístico ya existente, (Castro del Tecla, Monte Santa Tecla, villa marinera, naturaleza, paisaje…) otra fantástica obra histórica de nuestro patrimonio que permanecía oculta durante décadas esperando a que fuera recuperada.
La fortaleza se puede visitar pero tiene su horario para poder hacerlo, ya que si no, te la encontrarás debidamente cerrada.