Celanova ha crecido y se ha forjado junto e inseparablemente a un edificio monástico que marca el carácter y gran parte de la historia de esta villa. El monasterio de Celanova fue fundando en el siglo X, por una de las personas más destacadas e influyentes de Galicia de estas fechas. Fue el mismo San Rosendo, obispo de Mondoñedo y Santiago y creador del monacato en Galicia. Por su fundador, es a veces llamado monasterio de San Rosendo. De esta época tan sólo se conserva en el interior del recinto, la pequeña pero interesante capilla de San Miguel. Debe su importancia a que su estilo es mozárabe, lo cual la convierte en una joya del arte en Galicia. Es también del siglo X y en la actualidad es considerada monumento nacional. Es probable que el conjunto ocupara un lugar donde antes existía una capilla dedicada a San Martín. Poco a poco, la abadía fue creciendo hasta adoptar la configuración actual.
El monasterio de San Salvador de Celanova adquirió importancia hacia el año 1500, hasta el punto que el mismo Carlos I pensó en retirarse aquí, aunque al final se decantará por Yuste por su clima más benigno.
En el siglo XIX llegó la desamortización, lo que llevó al abandono del cenobio. Las edificaciones fueron adquiridas por el concello y la iglesia se convirtió en templo parroquial honrando a San Rosendo. La iglesia se construyó en el siglo XVI, acabándose las obras en el año 1687. Así pues, nos encontramos ante un ejemplo de transición del renacentismo al barroco. La fachada que se divide en tres tramos, está llena de elementos decorativos como son las columnas corintias de la parte central. Las figuras de San Rosendo, San Benito y San Torcuato se presentan bajo unas hornacinas en la parte superior.
La planta es de cruz latina y destaca la cubierta abovedada y la gran cúpula del crucero. El altar se adorna con un magnífico retablo barroco y con magníficas sillerías de estilo gótico y barroco creadas por el imaginero Francisco Castro.
Además de la magnífica iglesia es preciso nombrar los dos claustros. El Procesional o Viejo del año 1550 y el otro más sencillo y posterior que data de los años 1611-1722.
El monasterio ocupa la parte principal de una hermosa plaza de carácter artístico donde se revisan diferentes aspectos de arte gallego en forma de viviendas y otro tipo de dependencias. El medio de la plaza lo ocupa una fuente del siglo XVIII que se encontraba en un pasado en uno de los claustros del interior del monasterio.
Hoy en día, las edificaciones monacales son usadas para albergar diferentes instalaciones municipales y regionales, como lo es el propio ayuntamiento, la biblioteca, un instituto de secundaria, la oficina de turismo o el Servicio Galego de Colocación.
Cuando pasemos por Celanova es imprescindible detenernos y maravillarnos de uno de los mejores ejemplos barroco-renacentistas del arte gallego. No os perdais el vídeo donde se explica con precisión la formación y desarrollo del conjunto monacal.