El puente de Cernadela salta el Río Tea muy cerquita de Mondariz, concretamente en un lugar conocido como O Ceo. y une las parroquias de Riofrío y Mondariz. Hay quién afirma que sus orígenes se sitúan hace 2000 años, durante el dominio del Imperio Romano. De esto se sabe por la aparición de una estela antropomórfica en el año 1958, en la cual una inscripción marcaba la vía como el itinerario de Antonino Pío, o lo que es lo mismo la Vía XVIII, que unía Brácara (Braga) con Astúrica.
De todas formas, el puente sufrió modificaciones a lo largo de los siglos, en concreto en XV, XVII y XVIII. Los cinco arcos conservados son de estilo ojival, excepto el central, que conserva el arco de medio punto. La longitud total del puente alcanza los 70 m. Como muchos puentes del río Tea, el puente está rodeado de leyendas y rituales cuya origen se pierden en el tiempo.
Aún se conservan restos de la antigua calzada que llegaba hasta el puente así como también a ambos lados del puente, descubrimos la existencia de dos viejas edificaciones que servían para posadas y abastecimiento de los carruajes que cruzaban y transitaban la ruta. Este puente era utilizado por importantes rutas que unían O Ribeiro y Redondela y que comerciaban con vino y pescado. En el siglo XIX aún era el único paso para los que llegaban desde Ponteareas en dirección Mondariz y Covelo.
La playa fluvial
El lugar lo completa una hermosa playa fluvial, creando un sitio perfecto para refrescarse de los calores estivales de la Comarca do Condado en las magníficas y cristalinas aguas del río que forma parte de la Red Natura, el río Tea. Existe una cantina y un buen aparcamiento.
El Muíño do Cubo
A lado de la playa fluvial existe un gran molino de agua harinero de tres ruedas que es conocido como Muíño do Cubo. No debemos confundir «do Cubo» que en este caso es el nombre que le han dado al molino, con los molinos de tipo cubo, pues en este caso no tiene mucho que ver. Los molinos de tipo cubo tenían un recipiente (el cubo) cilíndrico o cuadrangular que retenía el agua y luego la empujaba hacia el rodicio. Estos aprovechaban el agua de regatos pequeños y eran muy útiles en épocas de poca agua.
Este molino «Do Cubo» es un gran molino de dorna, es decir que sus rodicios se encuentran a nivel del río y es prácticamente la fuerza del río la que las mueve. Se situaban en ríos caudalosos, podían funcionar todo el año y normalmente eran muíños de maquía. Es posible que el «cubo» que en este caso alberga el rodicio le haya dado tal denominación. Otra de las características que sobresalen en este molino es el gran muro que lo protege de las crecidas y que hace que aguante sin muchos problemas invierno tras invierno. Por encima veremos la gran aceña creada para desviar el agua para el molino.
Un lugar precioso y con vecinos de alrededor encantadores