Al cruzar el río Parga sobre el puente medieval de San Alberte, llegaremos a una pequeña capilla escondida bajo un frondoso bosque caducifolio. Es la capilla de San Alberte del siglo XIV y de estilo gótico, aunque presenta ciertos adornos más propios de un románico tardío, con lo que seguramente existiera otro templo mucho tiempo atrás.
La sencilla fachada es barroca, del siglo XVIII. Esta presenta una sencilla puerta adintelada y una espadaña en lo alto de un sólo hueco. Destaca la primitiva ventana ojival original de la parte trasera. En un lateral también se encuentra una puerta de arco de medio punto también del templo primitivo.
De destacar son también los canecillos que no debemos olvidar nunca de observar. Resaltan los ocho contrafuertes exteriores que sostienen los muros de sillería. La nave es de planta rectangular con cubrición de pizarra a dos aguas. El altar mayor se cubre con cuatro aguas. En el interior destaca la imagen gótica de San Alberte, del siglo XIII.
Pegada a la iglesia se localiza la fuente renacentista a la cual se le atribuyen cualidades benéficas para el habla. Antiguamente se acercaban hasta la fuente gente con presuntas posesiones diabólicas. Además, podremos ver un cruceiro en las inmediaciones de la capilla de San Alberte.
En los alrededores se muestran también los restos del antiguo hospital de peregrinos, ya que por aquí pasaba el conocido como Camino Norte de Santiago. La iglesia, que se encuentra a orillas del río Parga, se sitúa al lado de un magnífico puente medieval.
