Estamos en la extrema con Portugal, en uno de los puntos más al sur de Ourense y prácticamente de toda Galicia. Nos situamos en el concello de Calvos de Randín y en la parroquia de Randín (San Xoán).
Allí ascendemos más al sur todavía, hacia lo alto de A Serra da Pena, sistema montañoso que hace de frontera con el país luso. En este recóndito lugar rodeado de montañas y valles que forman unas magníficas vistas se respira un aire tan puro que hará que nos sintamos en otro mundo. Es la Galicia olvidada, más allá de lo «profundo», en donde el silencio humano lo invade todo.
Allí, a más de mil metros de altitud nos encontramos con dos aldeas perdidas, Vilar y Vilariño. A esta última nos vamos para conocer su calvario junto a la carretera. Un poco más abajo de esta aldea y sin esperarlo, escuchamos el sonido del agua rompiendo entre las rocas.
Un poco más abajo de la aldea de Vilariño la carretera realiza una gran curva para cruzar el Regato do Muíño Vello, Moinho Velho en Portugal. Este punto se localiza a una docena de metros de la «Raia seca» y este ragato por lo tanto allí nace.
Un poco más abajo y junto a la carretera sale un sendero señalizado con una rústica señal de madera que indica «Fervenza». No hay que andar mucho, tan solo unos 100 metros y llegaremos a la cascada que denominaremos Fervenza de Vilariño o Fervenza do Regato do Muíño Vello.
Ya puede ser antiguo el molino al que hace referencia este topónimo, pues que el río haya adoptado este nombre así nos lo hace pensar. Sin embargo, de esta posible construcción no sabemos nada.
La Fervenza de Vilariño es un sitio mágico escondido en la naturaleza formado por una pequeña cascada de unos cuatro metros de altura que forma el regato al saltar una pared rocosa. Este regato es afluente del Río Maceira, que al unirse más abajo con el Ramiscal forman el Barxa, río que pasa junto a la aldea de Randín.
Eso no es todo, aguas arriba encontraremos una hermosa pontella tradicional que cruza el río. Es posible que este camino secular perdido fuera el paso marcado en el mapa de Domingo Fontán que indica la presencia de un vial que desde Randín subía por Vilariño y cruzaba A Serra da Pena y la frontera luso-galaica en dirección hacia la localidad portuguesa de Montealegre.
Por cierto, Domingo Fontán en su mapa del siglo XIX equivocó la situación de Vilar y Vilariño, situando una en el lugar de la otra. Un pequeño y comprensible error para uno de los trabajos más meticulosos e impresionantes de la cartografía mundial de la historia.
Amo vuestras publicaciones porque amo esa tierra de mis ancestros y la naturaleza que se manifiesta aún virgen en ella. Gracias.
BELLEZAS DE LA NATURALEZA GALLEGA !!!