Salcedo es una parroquia perteneciente al concello de Pontevedra situada entre Lourizán y Tomeza. En los últimos años los vecinos de Salcedo en una gran labor se han empeñado en conservar y poner en valor buena parte de su rico patrimonio histórico y cultural. Uno de estos bienes son los denominados Muíños do Batán, un patrimonio etnográfico de gran valor en la comarca.
Los molinos de O Batán forman parte de una ruta de 14 km que recorre parte de estos bienes por O Val de Tomeza y Salcedo y en ella podremos ver numerosos molinos de río, multitud de petroglifos, casas históricas, iglesias e incluso varios castros prerromanos. Uno de estos castros, el Castro das Croas, aprovecha la depresión del río Cubela para la defensa natural del mismo en su lado norte y es aquí en donde encontraremos un conjunto de molinos denominados Muíños do Batán.
El nombre de «batán» viene de un antiguo molino que hoy ya no existe y cuya función no era moler maíz ni cereales, sino que su maquinaria servía y aprovechaba la fuerza del río para «abatanar» tejidos, operación tan necesaria en otros tiempos para dar calidad a tejidos como el lino, antaño una importante industria en Galicia.
El pequeño Río Cubela nace muy cerca de las instalaciones de la Brilat, concretamente junto al antiguo campo de tiro situado a 233 metros de altura y desciende hasta el río Tomeza, denominado en Pontevedra como Río dos Gafos. Poco antes de pasar por debajo de la autopista AP-9 es donde se encuentra este conjunto de molinos, exactamente en el cruce de la carretera PO-0012.
Muíños do Batán
Este conjunto consta de cuatro molinos (cinco originalmente) de los que dos fueron rehabilitados y puestos en valor así como el entorno que fue acondicionado, dotándo el lugar de pasarelas, escaleras y señalización. Dichas obras fueron impulsadas y llevadas a cabo por la colaboración de la Asociación dos Heroes do Campo da Porta, de la Comunidade de Montes de Salcedo y del Concello de Pontevedra en el año 2014.
Partiremos de A Ponte do Batán, bajo la carretera PO-0012, y del que se cuenta que esconde un tesoro encantado. Mediante unas escaleras llegaremos pronto al primero de los molinos, el Muíño do Batán o de A Ponte do Batán. Se trata de un molino de planta rectangular y cubierta con teja del país a una sola agua y está provisto de un solo rodicio. Su tipología corresponde a los molinos de cubo inclinado, característicos de pequeños ríos por su gran aprovechamiento de agua.
El segundo, el de Moledo, es idéntico que el anterior, aunque algo más grande. El último, que en realidad son dos molinos, es el de más grandes dimensiones, debido a que uno de ellos contaba con vivienda en la parte superior. Son los molinos de Matías y O Batán de Abaixo.
Junto a este último molino, en el mismo camino de acceso, brota un manantial que parece salir de la pared y según cuentan los vecinos se tarta de una fuente de aguas sanadoras para las dolencias de los ojos.
Una vez pasamos este molino cruzaremos el río por una pasarela de madera y nos encontraremos justo a los pies del Castro das Croas, el cual merece una visita, y en el que podremos ver alguna vivienda y restos de las murallas descubiertas, así como su configuración original como sus defensas y fosos.