En la parroquia de Bembrive, en Vigo, existen los restos de dos asentamientos castrexos como mínimo. Uno de ellos se ubica muy cerca del hospital del Meixueiro y se le conoce como Castro do Areeiro. De este poco o casi nada podremos ver.
Sin embargo, más al sur existe un montículo a 300 metros de altura en donde aún podremos observar mínimamente la configuración de un poblado castrexo. Se trata del Castro do Xestoso o Castro do Pouso, popularmente conocido como O Crasto. Quizás fuera más acertado el topónimo de Castro do Pouso, ya que su localización se emplaza en los límites del antiguo casal do Pouso.
Sin señalizar ni adecuar pronto nos daremos cuenta de que la carretera atraviesa el antiguo foso defensivo provisto de terraplenes para dificultar el acceso. Veremos varias terrazas de las cuales no sabemos si pertenecen a la antigua configuración del castro o de una necesidad agrícola de siglos posteriores. Aún podremos ver parte de la muralla semienterrada y el lugar donde presuntamente ocupaba el poblado. Arriba, en la croa, un grupo de piedras señalan el punto más alto desde el cual dominaríamos gran parte de la Ría de Vigo sino fuera por los eucaliptos que hoy pueblan la zona.
Sin embargo el lugar y sobre todo la cara oeste está muy desconfigurada por la presencia de los restos de una antigua cantera posiblemente de principios del siglo pasado que deshizo parte del montículo piramidal en donde se asentaba el castro. La cara oeste del castro se encuentra protegida por el curso fluvial del pequeño Rego de Pontecela.
Son varios los caminos que atraviesan el lugar pero destacamos el antiguo Camiño do Pouso que posiblemente tenga un origen centenario o quizás milenario teniendo en cuenta el castro y su dirección hacia la iglesia románica de Bembrive. En el foso existía hasta hace muy poco una mina excavada en roca que aprovechaba los cursos subterráneos de agua de dos regatos. Su estructura nos recordaba a las existentes en otros poblados castrexos pero no sabemos ciertamente si pertenecía al castro aunque según la tradición oral dentro se podían encontrar restos de cerámica hace muy poco. A finales de la primera década del XXI «algo» provocó el derrumbe de la ladera lo que hizo que cubriera la entrada. Se hace un poco extraño la presencia de la mina ya que el regato se encuentra muy próximo al castro y este debería cubrir las necesidades del asentamiento.
Junto al castro y por antiguo Camiño do Pouso se encuentran un par de molinos centenarios, un fantástico parque forestal y una gran área recreativa infantil-juvenil.
