La historia de este convento y monasterio de San Diego de Canedo de Ponteareas viene salpicada por continuas luchas entre familias nobles de la comarca del Condado. En 1379 se le entrega a Paio Sorredea, de la familia de los Soutomaior, las tierras de Sobroso, que se encuentran muy cerca de esta zona. Posteriomente fue entregada en el año 1386 a Paio Sorredea, perteneciente a la dinastía de los Sarmiento. Es de todos conocidos las feroces batallas libradas por estas dos famosas familias de la nobleza gallega durante la edad media.
Sin embargo las comarcas son unidas por el casamiento de Teresa de Soutomaior y García Sarmiento. En el siglo XV, el mismo Pedro Madruga, destruye el original monasterio que pertenecía a los templarios desde la antigüedad. Se edifica una casa señorial que dará cobijo a los nobles de estas dos familias.
En 1715 José Francisco Sarmiento Velasco Isasi cede este palacio ubicado en Canedo muy próximo al monte Picaraña, para convertirlo en un convento franciscano, llamado de San Diego. Sin embargo esta cesión estaba sujeta a obligaciones por parte de los monjes con la familia de los Sarmiento, como podía ser la colocación de los escudos de armas familiares y la celebraciones de salves en honor a los patronos fallecidos de la familia. También se les ordenó construir una cripta debajo del altar para los enterramientos de estos nobles, pero nunca llegó a ser construida.
La fachada es típica del estilo barroco rural gallego que es propio de muchas otras edificaciones distribuidas a lo largo de la geografía gallega, destacando su sencillez con escasos elementos decorativos. De resaltar es la ubicación en su interior de una talla barroca de Cristo. A mediados de siglo se edificó el pequeño convento y hacia el año 1785 se hizo un pequeño claustro. Después del paréntesis de la desamortización, los franciscanos ocuparon otra vez el cenobio hasta nuestros días.