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Castro de Santomé

Muy cerquita de A Cidade das Burgas, Ourense, pero ya lindado con el concello de Pereiro de Aguiar, en un curuto a 245 metros al lado del valle del Río Loña, podremos encontrar un espectacular conjunto histórico del Castro de Santomé, donde varias civilizaciones se asentaron hace más de dos mil años. El lugar adquiere una situación estratégica, siendo casi infranqueable por el margen del río. Además desde aquí se domina gran parte del valle donde se asienta la ciudad de Ourense, desde Montealegre hasta más allá de Cudeiro. Por lo tanto se trata de un lugar privilegiado para la defensa de cualquier asentamiento.

Castro de Santomé

Antes del siglo II a.c. el castro fue habitado por los habitantes prerromanos, nativos de la región, pertenecientes a la cultura castrexa. Se puede observar parte de esta época en la cumbre y en la ladera del valle del Loña. Apreciaremos los restos de edificaciones circulares y hasta la base de una torre de vigilancia dividida en dos estancias en lo alto de la montaña. El río se encaja en el valle formando una gran inclinación y precipicios. En el fondo del valle, observaremos las espectaculares marmitas de gigante, formadas por la erosión del agua y las piedras. En frente se encuentra el Embalse de Castadón, que retiene las aguas del Loña.

Con la llegada de los conquistadores romanos , esta pequeña ciudad fue romanizada en gran parte. Se pueden ver los restos reconstruidos de las mansiones cuadrangulares romanas y las calzadas que formaban sus calles y apreciaremos la importancia, debido a su magnitud, que este poblado debió tener para la gente que se acercaba a Ourense provenientes de la Ribeira Sacra. En el siglo II el poblado fue abandonado, hasta que cien años después volvió a ser ocupado por otra civilización con características galaicos-romanas, aquellas que heredarían parte de la cultura de estos. Lo más sobresaliente de esta época es la zona de viviendas que se encuentra en la entrada del complejo, existiendo en su día hasta un edificio de dos plantas con escaleras exteriores y hasta un singular sistema de calefacción.

Se conoce la existencia de esta castro desde los años 20 del siglo XX. Sin embargo, las primeras excavaciones no se remontan hasta la década de los 70, en donde Manuel Blanco Guerra realizó las primeras intervenciones. En el año 2003/04 la fundación Pedro Barrié de la Maza se preocupó de los trabajos de consolidación, reconstrucción y musealización de la zona. Hoy día, la zona se encuentra totalmente acondicionada, muy bien señalizada y con placas informativas de las diversas zonas y edificaciones. En el año 2011 se aprobó la ampliación de un paseo que remataría en la zona del castro.

Pero no sólo es importante la historia de este lugar, sino también lo es el paraje donde se ubica. El encajado valle del Loña, se abriga con una frondosa vegetación, compuesta de sobreiras (alcornoques), aciñeiras (encinas), carballos, cerqueiras, piñeiros, caxigos y érbedos (madroños).

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