Estamos en Vilariño de Conso, a una altura de más de 1300 metros y a muy pocos metros de la estructura que forma la presa del Encoro do Cenza. Nos rodean las imponentes montañas que forman la gran Serra do Invernadeiro, A Serra de Queixa y el gran valle glaciar del río Cenza.
Concretamente estamos en la parroquia de Chaguazoso, aunque a muy pocos metros de aquí se juntan hasta tres parroquias, la de Mormentelos, Pradoalbar y la propia de Chaguazoso, de las cuales el Río Cenza hace de límite y es posible que antaño también lo fuera la estructura que vamos a ver a continuación.
Hemos llegado hasta aquí para ver los restos de una de tres trampas para la caza del lobo en forma de cruz que existían en Galicia, el Foxo do Lobo de Chaguazoso.
De este foso poco podremos ver y por ello la intuición y las ortofotos serán la que nos lleven hasta a él. Recubierto de maleza en nuestra visita y en medio del valle glaciar, podremos apreciar los muros que aún se conservan y su característica forma de cruz. Estos muros que salen desde el agujero que formaba el foso antiguamente, alcanzan en la actualidad unos 85 metros de longitud. No hemos querido acercarnos, pues un rebaño de ovejas hacía de él su casa y nuestra intención nunca será la de molestar.
A unos trescientos metros al suroeste y en la empinada ladera rocosa del valle del Cenza aún podemos ver restos de uno de los muros primitivos sobre las rocas. Del resto de los brazos no hemos localizado mucho, aunque tampoco nos hemos movido tanto para localizarlos.
Debemos saber, que en las fotos del vuelo americano de mediados del siglo pasado, los muros del Foxo do Lobo de Chaguazoso ya estaban casi como en la actualidad. Del foso central tampoco parece quedar ya nada, aunque como dijimos anteriormente no hemos llegado hasta él.
Existen muchas trampas de lobo en Galicia de las cuales aún se conservan muchos restos y muchas otras han sido parcialmente restauradas. En forma de cruz hay tres, esta de Chaguazoso, la de Ardexaxe en Viana do Bolo y otra más en el concello de Bande.
Por lo general eran en forma de «V» pero esta tenía como particularidad que los lobos podían ser empujados hacia el foso desde los cuatro puntos cardinales.
