En Galicia era muy común construir pequeñas capillas próximas a antiguos puentes ligados a vías de comunicación importantes. El paso por estos puentes era inevitable para transportar mercancías y se hacía inevitable transitar en frente de estas capillas. Entonces era muy frecuente y casi obligado que los viadantes ofrecieran limosnas y dádivas para pedir por un «buen camino». Es el caso de la capilla de Lourdes, situada a escasos metros de Ponte Borela, sobre el río Almofrei, en la parroquia que da nombre al puente. Esta pequeña capilla es de planta rectangular y una sola nave y en ella destaca su arco de medio punto y el grabado de un trisquel que sostiene una pequeña cruz latina.
>