Podemos pensar que el nombre del Cabo Vilán, que visto desde el norte parece un monstruo marino, viene de lo malas y peligrosas que pueden llegar a ser sus aguas para los navegantes que surcan por sus proximidades, pero el nombre podría provenir de un ave que antaño era muy común que sobrevolara estas costas. Se trata de el milano o llamado en Galicia el «miñato», aunque no entedemos muy bien la desviación del topónimo. Otros opinan que el nombre deriva de la palabra gaélica «bhfaoileán» que se pronuncia «vuila:n» y que significa gaviota y por lo tanto sería una evolución de un topónimo que significaría Cabo de las Gaviotas.
Muy cerca de la pequeña y maravillosa población de Camariñas y enclavado en plena Costa da Morte se encuentra este cabo enmarcado en un bello e incomparable enclave natural: El Cabo Vilán.
Su hermosura ha hecho que sea catalogado en 1933 como Sitio Natural de Interés Nacional. Desde el pueblo podremos llegar hasta el cabo de varias formas, como lo puede ser andando por pista desde el Castillo del Soberano y pasando por «A Virxe do Monte» por un bonito camino que alcanza hasta 13 km de longitud por la costa, o en coche hasta la punta, cruzando el moderno parque eólico del Alto da Vela. El entorno es paradisíaco, pues alrededor de este cabo se encuentran unas de las mejores playas de Galicia, debido a su estado virgen y natural, como lo puede se la de la ensenada de los Trece. Además la diversidad biológica es muy grande y es aquí el único lugar de Galicia, junto a las islas Cíes, donde podremos ver los últimos ejemplares de la planta de la camariña o caramiña (Corema album) con su dulce fruto blanco, hoy en día en peligro de extinción en la costa gallega y que da nombre a la vecina población y a otras como «Pobra do Caramiñal».
También veremos la «herba de namorar», famosa en nuestra tierra y más conocida por el santuario de Cedeira de San Andrés de Teixido. Sin embargo la planta más abundante es «o toxo» (el tojo). Merece la pena recorrer estas costas en primavera, pues este último ejemplar se encuentra en floración y su flor crea una fascinante alfombra amarilla que contrasta sobre los acantilados rocosos y el mar azul. En cuanto a la fauna, el cabo alberga un gran número de especies de gaviotas, cormoranes, araos, petreles y otros. Destacar también las maravillosas vistas que veremos desde aquí, en donde señalaremos el santuario da Virxe da Barca , que podremos ver en la punta de la península de Muxía, justo al lado del mar.
Pero uno de los elementos más representativos del lugar es la existencia de un enorme faro en la punta de más de cien años de antigüedad dedicado a avisar a los navegantes de los peligros de aquel que ose acercarse a la con razón llamada Costa da Morte (Muerte). Se levanta a 105 m sobre el mar justo por detrás de el islote Vilán de Fora Sido y es uno de los faros más potentes de toda la costa Atlántica peninsular. El «ojo» de la torre se encuentra a 24 m del suelo y su alcance es de 28-30 millas, es decir, que podría ser visto a más de 50 km mar adentro.
Originalmente se ubicaba un poco más al interior, donde aún hoy podremos observar los restos del antiguo faro de vapor situado encima del alto de Vilán de Terra, pero que debido a su mala ubicación propició la construcción del que fue el primer faro eléctrico de las costas españolas. Este antiguo faro fue tenía tan sólo un alcance de 10 millas y fue construido en 1854 por Alexandre Olevarría.
Faro de Cabo Vilán
La obra del nuevo faro fue proyectada por los ingenieros Francisco Lizarraga y Adolfo Pequeño. En sus orígenes, hasta seis fareros, un maquinista y un fogonero atendían la construcción. Para ello se habilitó un edificio delante para uso de viviendas, taller y otras utilidades. El edificio de los fareros se encuentra unido con el faro con unas escaleras cubiertas por un túnel. En él se alberga un pequeño museo en donde se guarda la primera linterna utilizada. Además este gran faro tiene presencia luminosa, acústica y radiofónica.
Entre las curiosidades que podremos ver aquí son la multitud de formaciones rocosas que se reparten por todo el cabo. Entre las más curiosas destacan la Piedra de la Calavera y sobre ella la Piedra de la Muela. Estas piedras se localizan a mano izquierda del faro. De mencionar es también el «Monte Branco», que se trata de la duna rampante más grande de la Península. Una duna rampante es una pequeña montaña que con ayuda de los vientos costeros es tapada con arena de la playa. En las inmediaciones del lugar se ha construido recientemente una piscifactoría de rodaballo.
Pero este lugar no es sólo un paraíso de la naturaleza, sino que también es un infierno para los navegantes. Sus costas contabilizan más de 150 naufragios. Entre los más conocidos se recuerda el de el buque militar inglés HMS «Serpent», ocurrido el 10 de noviembre de 1890. En este desastre perdieron la vida 172 marineros y sólo hubo tres supervivientes. Los habitantes de la zona llegaron a hacer un cementerio que hoy todavía podremos ver muy cerca del cabo, el llamado cementerio de los ingleses. Este naufragio suscitó numerosas leyendas e historias. Posteriormente los buques ingleses que pasaban por el lugar lanzaban salvas para recordar a sus víctimas. Este desastre propició que unos pocos años más tarde se construyera el nuevo faro, con el fin de que no volviera a ocurrir. Si queréis saber todo sobre el desastre podréis leer este link de gran interés:http://www.grijalvo.com/
Hace unos cuantos años visité ese faro como parte de una investigación periodística sobre los faros de la Costa da Morte. Tuve entonces la suerte y el gusto de conocer y entrevistar a Antonio Alonso, su torrero, un tipo extraordinario; tan mágico como el propio cabo t su faro.