Junto al Santuario de Xende se erige un espectacular cruceiro que se encuentra debajo de un templete. Su construcción se remonta al año 1868, por obra del maestro Manuel González de Perdiz, siendo abad Antonio Benito Garrido. Se trata de la estación número doce del Via Crucis que viene desde abajo, junto a una cueva en donde hay una imagen policromada.