Organizar un viaje de un día para el fin de semana requiere tiempo porque en nuestro caso intentamos (ya que nos desplazamos bastantes kilómetros) sacarle el máximo rendimiento al viaje y descubrir muchos sitios.
Pero siempre por mucho que planees, el cambio de plan está al orden del minuto, así que siempre llevamos un plan B en la manga y este se llama «disfrutar».
Hoy elegiríamos la comida de camino, no llevábamos picnic pero haríamos picnic y así empezó un cambiante viaje que se transforma como siempre con cada familia porque cada una lo hace suyo y lo adapta a lo que más le guste.
En esta entrada os voy a resumir un poco como fue nuestro día, deciros que más adelante con otras entradas en Galicia con Niños os enseñaré más profundamente cada uno de los sitios para que los descubráis como se merecen.
Nos apetecía descubrir la Ría de Muros y Noia pero la niebla y después el buen tiempo hizo cambiar toda la ruta del viaje y lo que se convertiría en un descubrir los concellos (lo haremos más adelante)
Noia
se volvió un día maravilloso de playa con el mejor de los añadidos que terminamos en Ézaro.
Lousame
El Monasterio de Toxosoutos fue nuestra primera parada,
un lugar de encanto y con mucha magia
que este día estaba especialmente precioso.
Unos colores que despertaban nuestros sentidos, una fervenza que invitaba en sus pozas a refrescarse, y es que este puede ser tu sitio del día en cualquier momento del año.
Hay un buen espacio de aparcamiento por lo que dejaremos el coche justo arriba y elegimos entre bajar escaleras o empezarlo descendiendo por el otro lado que fue la opción elegida para desde el camino verlo todo al llegar y así nos encontraremos la fuente de San Benito sin agua 😉 porque en esta estación está sequita.
Llegamos al convento benedictino y la estampa con la iglesia, el albergue y la cafetería entre verde bosque nos deja embelesados.
Unas cuantas fotos y hacer una pequeña ruta
Lo mejor está por llegar porque nos esperan dos fervenzas preciosas.
Sentimos que el río crea maravillas para nuestros ojos.
Una vuelta y con calma, nos volvemos, ahora sí, subiendo escaleras para despertar el corazón y de paso hacer carreras.
De aquí a Noia una pequeña visita japonesa en coche ya por la mañana, conocer lo que esconde este precioso concello al que volveremos seguro.
Nos dimos una vuelta por la central hidroeléctrica y en 3, 2, 1… paramos a comer.
Porto Freixo
Comimos tranquilos tocaba café y nos pasamos por Porto Freixo en el que el paseo al lado del mar ayudó a hacer la digestión
Proseguimos viajes y ya en la carretera leímos un cartel que nos indicaba «playa y hórreos».
Playa Bornalle
buena combinación.
Pero en playa solo había pensado uno, el previsor se traía puesto un bañador, así que fue llegar y ni lo pensó, disparado a probar el agua, a los demás nos tocó mirar no a uno sino a los dos previsores de la familia chapoteando en el agua.
Comprobamos como bien decía que estaba de bañera, fue mojar nuestros pies y estar deseando hacernos con un bañador para acompañarlos en su disfrute.
Playa vacía, estábamos en un paraíso que sería una pena no catar. Busca en el teléfono sitio cerca para hacernos con bañador, y os lo podéis creer o no, pero a la media hora estábamos de vuelta con bañadores :), y toalla.
Hay momentos en un viaje que el olvidarte no ha podido ser mejor, deseando volver a estrenar mi bañador ganga preciosísimo de despedida de baños en la playa
Otoño y nos resistimos a abandonar el pensamiento verano porque hoy es 29 de septiembre, sábado, otoño y estamos a 30º.
Nos bañamos y bañamos y nos volvimos a bañar porque hacía años que el agua no estaba a esta temperatura,
y jugamos, corrimos, tomamos el sol…
En una solitaria playa en septiembre
y TEA CON NOSOTROS 😉 ¿QUÉ MÁS SE PUEDE PEDIR?
Antes de llegar a la playa encontraréis un conjunto de hórreos.
El acceso a la playa es para los que sean habilidosos al volante porque os aseguro que os tendréis que meter por callejuelas muy estrechas en las que maniobrar es a prueba de los mejores conductores 😉
Después de tanto ejercicio entre sal y arena, arena y sal se despertaron los estómagos y vuelta a cambiar de plan
¿ a dónde?
A Muros
Hoy eligen ellos que comer, así que tocaron hamburguesas y bocatas con los mejores productos en un Mac muy gallego al que íbamos cuando aún eramos novios
y descubrir que lo bueno no cambió, nos alegró sentir los mismos sabores, el mimo y la rapidez. Esta vez nuestro Mac gallego disponía del lo puedes llevar y ni nos lo pensamos.
Llegamos al merendero con nuestra merienda-cena con menos patatas pero todo recién hecho y aunque hubo un momento de niebla, mis «por si » de siempre nos convertimos en la mar de invernales con capucha y todo. Del merendero a
Mirador de Monte Louro
El Mirador de Monte Louro estaba programado, pensábamos que sería una de las estampas que más recordarían la Lagoa de Xarfas y el Monte Louro vigilante, les encantaría, pero estaba claro que este viaje iba de improvisar y sacarle el mejor partido y la niebla del merendero que pensábamos que disiparía se estacionó y subir al mirador de Monte Louro y verlo todo cubierto nos dejó un poco de mal sabor de boca, aunque la verdad ver como la cima sobrevolaba por encima de la niebla era muy curiosa para los que ya habíamos estado allí y conocíamos el paisaje.
Carnota
Hora de patrimonio y repetimos hórreos pero estos en el top más de Galicia porque aunque en Araño está el de más longitud de Galicia, en Carnota están los que le siguen en el ranking
Primero el de Lira
después el de Carnota
Y aquí terminaba el viaje pero ya de vuelta recordábamos el «sin vistas» desde el mirador, así que decidimos alargar un poquito más el viaje. A las nueve nos vamos a nuestra querida
Dumbría
a saludar Ézaro que ya nos tocaba este año,
Fervenza de Ézaro
y así terminamos el viaje con el mejor de los lugares, en un emplazamiento único.
Regresamos a casa después de dos horas más o menos de viaje, sabiendo que como el camino de vuelta no todo son rectas también hay muchas curvas y en los viajes la inmovilidad no está contemplada.
Un viaje es un ente vivo al que modificamos con nuestros pasos.
Para hacerlo perfecto con sus imperfecciones.