Sí, hay magia en Galicia y la sentimos con cada uno de nuestros viajes pero el de hoy va a ser muy especial, os llevaremos al fin del Mundo, Finisterre, uno de los lugares más visitados de Galicia después claro está de la Meca gallega, Santiago.
Es uno de los lugares más visitados desde que se ha convertido en una tradición acabar el camino aquí y despedir al sol dando inicio a una nueva etapa, un nuevo día en la vida.
Los orígenes de esta tradición se remontan a la Edad Media, cuando muchos peregrinos después de visitar la tumba del Apóstol decidían continuar su camino con un íntimo misticismo hasta Fisterra y este continua hasta nuestros días.
Deberíamos remontarnos a los romanos para saber del origen de su nombre. Ellos lo bautizaron cuando llegados a este punto en su conquista de la antigua Gallaecia, contemplaron asombrados como el océano engullía al sol, recuerda que la tierra era para ellos plana y después del ancho mar había una enorme fervenza por la que caías al abismo.
Veían morir el sol sobre el mar Tenebrosum y pensaron entonces que aquí era el final del mundo, en «Finis terrae», Fisterra, porque para ellos ahí acababa el mundo conocido y comenzaba la leyendas que cuentan como el mismísimo general romano Décimo Junio Bruto quedó asombrado ante tal fenómeno.
El Cabo de Finisterre es una península de 3 kilómetros. Os diría que es uno de los lugares más visitados de Galicia pero tiene otro por delante, Santiago, aunque es bien sabido que todo el que quiera hacer su camino en condiciones debería terminarlo aquí, donde está la última señal del Camino de Santiago, que apunta directamente al mar.
El hecho de apuntar al mar posiblemente tenga que ver, según algunos expertos, con la expiación del alma después de haber completado el camino. Para otros viajeros, más prácticos, significa un momento memorable digno de inmortalizar.
El cabo Fisterra es un lugar místico, y lo es porque fue considerado por varias civilizaciones como un punto de encuentro divino. Seguramente una de las leyendas e historias más conocidas es la del Ara Solis, un supuesto altar al Sol creado por los fenicios para venerar al rey de los astros.
Cada tarde, al ponerse el Sol, los antiguos le rendían pleitesía para que les concediera su favor más preciado: la fertilidad. Y es que, para estas civilizaciones, el Sol era la fuente de vida de todo lo que ocurría en la Tierra, desde la agricultura a la fertilidad de hombres y mujeres.
Según la tradición jacobea, en cambio, este altar fue encontrado por primera vez por los romanos y destruido después por el apóstol Santiago en nombre de la cristiandad.
BOTA PEREGRINO
Para llegar al faro tenemos que cruzar toda la bonita localidad de Fisterra y seguir hasta el final la carretera que bordea el mar. Antes de llegar a la amplia zona de aparcamiento del faro, hay una pista a mano derecha que sube hasta la cima del monte Facho, desde donde se pueden contemplar espectaculares vistas panorámicas sobre la ría de Corcubión, el Monte Pindo y la inmensidad del océano.
ARA SOLIS
Cuenta la tradición que los romanos encontraron en el lugar un altar al sol (Ara Solis) construido allí por los fenicios y que el Apóstol Santiago mandaría destruir poco después.
La memoria de este altar aún perdura en las leyendas fisterranas y en el nombre de la plaza más típica de la antigua villa. También se dice que el cáliz y la hostia del escudo de Galicia, representación del Santo Grial, procede de una cristianización del altar pagano, en el que el cáliz simbolizaría el horizonte del mar y la hostia el sol en su ocaso.
Orca Vieja
El monte Facho fue la jubilación de una mujer bárbara llamada Orca Vieja que tras una larga vida dedicada a las artes mágicas, a los robos, a comer niños y perseguir a la gente, escogió este lugar para acabar sus días. Cavó una tumba y junto al cuerpo de un pastor al que había encantado se enterró. A los gritos del pastor acudió la gente que no pudo hacer nada debido a las serpientes que salían del sarcófago.
SANTO CRISTO
A partir del S XIV, cuenta la leyenda como los pescadores de la zona vieron a un barco en dificultades en medio de una tempestad sin poder avanzar, como sí estuviera anclado. Observaron como desde la embarcación arrojaban una caja al mar y que tras verse librado de la carga el barco pudo seguir su viaje. Una vez que la caja llegó la tierra, los marineros la abrieron y descubrieron la imagen del Santo Cristo, imagen atribuida a Nicodemus, considerando que su voluntad era quedarse en estas tierras. Desde ese momento, despertó gran devoción y adquirió fama en toda la región por fieles que visitan al Santo Cristo.
Se ubica en el Santuario de Nuestra Señora de las Arenas
Las Piedras Santas
En la cumbre del promontorio de Fisterra, en la montaña llamada del Facho, se encuentran las Piedras Santas. Las Piedras Santas, son dos grandes y casi redondas piedras a las que se les atribuye determinados dones. Sobre ellas se dice que descansó nuestra Señora. Estas aún cuando no se pueden retirar ni con varias juntas de bueys, se pueden mover con un dedo, lo que yo mismo comprobé ( Erich Lassota).
EL CEMENTERIO DE CESAR PORTELA
El cementerio de Portela, más famoso estos días gracias a Netflix, y su serie Altered Carbon
aunque sigue igual de muerto y para este no hay fundas que valgan.
Ciudad de Dugium
La tribu celta de los nerios habitaba en estas tierras y puede ser que en esa zona chá de Duio había tenido su principal asentamiento. De la época sueva se conoce el detalle de un castigo infringido por el rey Reckila a la ciudad de Dugium, Duio en la denominación medieval, por destruir sus habitantes los templos celtas y arriáns. Fue una ciudad cosmopolita con un gran puerto al servicio de una actividad comercial intensa, gobernada por la reina Lupa, que jugó un importante y decisivo papel en el emplazamiento de la tumba del Apóstol Santiago al negarse a darle sepultura en sus tierras. De ella se conservan numerosas e importantes hallazgos de herramientas, cerámica, etc., resultado de excavaciones realizadas en el lugar del supuesto emplazamiento de esta ciudad.
PARA CONTAR EN FISTERRA
LA LEYENDA DE
FABIÁN EL ESCUDERO, UN LOCO DE AMOR
Por Santiago Lorenzo Sueiro
En viejos romances del camino de Santiago corría de boca en boca la triste historia de Antía, hermosa doncella gallega. Tan gallarda era su figura, tan espléndida su belleza, que llegó a ser envidiada por todas las mujeres.
Tenía su morada en las bellas alturas del Faro de Fisterra conocidas como el Monte do Facho. Su rústico albergue parecía como un nido colgado en la cresta del monte, para sustraerse a las miradas y a la ambiciones esas aves rapaces, embaucadoras, que se llevan a las muchachas guapas.
Hasta el rústico hogar de la doncella llegó un día el señor de Souto, dueño de las tierras del fin del mundo y se quedo deslumbrado ante la extraordinaria belleza de la joven.
Desde aquel día se acrecentó su fama y corrió como fasta noticia por todo Fisterra. Una condición tenía la moza que contrastaba con lo humilde de su linaje: su natural altivez. Antía vivía continuamente asediada de amores por muchísimos hombres entre los que sembró el dolor y la decepción. Los zagales, se preguntaban intrigados…
– ¿A quién amará Antía? ¿Para quién será el corazón de esa belleza que es hija del Monte do Facho?
La sorprendente noticia no se hizo esperar mucho tiempo. Uno de los más aguerridos vasallos del señor de Souto, Fabián, su escudero, había enloquecido por Antía. Ella esquivaba su cariño, rechazaba su desenfrenada pasión, repelía a aquel escudero de tez morena y brazos recios como robles.
Enloquecido por el dolor de verse desdeñado, una tarde, mientras los horizontes se teñían de sangre y el sol moribundo doraba las aguas da Costa da Morte, se vio a Fabián, en el borde del precipicio del faro, agitando sus brazos como banderas en la premura. Arqueando el cuerpo hacia delante, hundió la cabeza sobre el pecho y partió veloz hacia el abismo.
La noticia del trágico suceso no tardó en extenderse por todas partes. Las mujeres culpaban a Antía por su egoísmo y a sus desdenes atribuían la muerte del pastor.
Un día Antía desapareció, nadie sabía cuál había sido el destino de la doncella. Sólo un anciano estaba en posesión del secreto: la había visto descender de las cumbres y caminar como una sonámbula hasta la orilla del mar. Solo dijo a la gente…
– No la busquéis…
El anciano no contó todo. Fue testigo de cómo, al brillar los primeros destellos del sol, Antía se arrojaba al abismo y después de luchar con el mar más bravo, una ola se la llevaba hacia el horizonte.
Era época de pesca, días plácidos de luz, pero de repente todo se sumió en sombras y lágrimas. Antía había aparecido muerta sobre las arenas de la playa… Había muerto presa del remordimiento.
El señor de Souto mandó que se cantasen tristes foliadas; que se encendiesen luminarias en el faro, y que los más fornidos mozos, como era costumbre en los días aciagos, azotasen con sus largas varas las aguas del océano. Mandó también que se ungiese su cuerpo con los más olorosos perfumes, que no en vano era la flor más preciada de la comarca.
Pasaron de esto muchos años, pero cuando algún nocturno caminante cruza las cumbres del faro, aún escucha un extraño lamento, escalofriante, que lo invita a detenerse.
Entonces, una voz débil, apagada, dolorida, surge del fondo del mar. Y repite…
– Antía, hermosa Antía…
Asía una y otra vez y otra vez.
Es el mismo clamor de súplica, de pena, de trágica agonía que tantas veces balbucearan los labios febriles de Fabián, el escudero al que llamaron loco…
FARO DE FISTERRA
RECOMENDACIONES PARA VISITAR YA EN FISTERRA
SUS PLAYAS
Aquí tenéis playas para todos los gustos, ahí van dos ejemplos
PLAYAS
PLAYA LANGOSTEIRA
Precioso arenal de 2 kms de largo donde se une la playa con el monte. Esta playa cuenta con los servicios precisos para atender el alto número de visitantes que recibe en la época estival. Playa con bandera azul, en ella se celebra todos los años por el mes de julio a fiesta de la playa, en la que participa todo el pueblo y gran cantidad de turistas.
MAR DE FORA
Solitaria y recogida pero mirando al mar abierto, siendo conjuntamente con la Playa de Rostro y Arnela, peligrosas para el baño por sus corrientes marinas. Aislada de núcleos urbanos con una longitud que alcanza los 500 m, tiene fuerte oleaxe y viento. Está protegida dentro del programa de Red Natura 2000.
También tenemos tres rutas preciosas en Fisterra
RUTAS
1º.- RUTA CABO FISTERRA San Guillermo-Pedras Santas-Faro
Parte del puerto en dirección al Castillo de San Carlos, continuando después hasta la iglesia de Santa María das Areas. Desde aquí comienza la subida al Monte San Guillermo, cogiendo una desviación a la mano derecha, a unos 100 m de la iglesia. Sigue la subida por caminos forestales, cogiendo el primer cruce a mano derecha y caminando unos veinte minutos se llega a un segundo cruce aquí nos desviaremos a la izquierda. Después de unos 200 m aparece un pequeño sendero a mano izquierda que nos llevará al Monte San Guillermo, desde aquí tendrás una de las vistas panorámicas más hermosas de la Villa de Fisterra y de su mar. Volviendo a la anterior intersección se gira a la misma mano izquierda, continuando la pista asfaltada que sube al Monte Facho. Al final de esta pista se continúa por otra de tierra que nos lleva a las Piedras Santas, donde podemos observar otra espectacular panorámica de Fisterra. Volviendo sobre el camino recorrido, comienza la bajada por la pista asfaltada, encontrando primero un mirador y llegando posteriormente al Faro.
2º.- RUTA FISTERRA – PRAIA DO ROSTRO
Saliendo de Fisterra en dirección a la calle Atalaia, se toma el camino que nos acerca al polideportivo, desviándose a la izquierda entramos en San Martiño de Abajo. A la izquierda, se encuentra la subida a San Martiño de Arriba. Alcanzada la aldea se toma el primer desvío a mano izquierda, hasta llegar a Castro de Duio. Cogiendo la carretera que lleva a Vilar, se cruza por la aldea en dirección a la Playa de Arnela y sin abandonar nunca esta carretera se alcanza Denle. Desde allí la ruta se dirige a Castromiñán, continuamos por la carretera y accedemos a la Playa de Rostro.
3º.- RUTA FISTERRA – MONTE SEOANE
Saliendo por la Rúa Santa Catalina se coge la primera salida del pueblo en dirección a la Playa Langosteira, recorriendo su paseo marítimo. A continuación se abandona este paseo cogiendo una pista asfaltada que lleva a la AC-552, la cual debemos cruzar en la zona de Calcoba para seguir después por un pequeño sendero que lleva a la aldea de Mallas. Una vez en este punto, el camino se dirige en primer lugar a la iglesia y posteriormente a la antigua escuela. A partir de ahí se recorren unos 150 m, en un cruce la ruta se desvía a mano izquierda para subir directamente cara el Monte Seoane que, con sus 156 m de altura, es el más alto del Municipio.
FISTERRA
SARCÓFAGO ERMITA GUILLERME
UN LUGAR DE CULTO A LA FERTILIDAD
En 1745, o Padre Sarmiento escribe:» Non fai moito tempo, había unha pila ou cama de pedra na que se deitaban marido e muller que, por estériles, recurrían ao Santo e a aquela ermida.» ( No hace mucho tiempo, había una pila o cama de piedra en la que se acostaban marido y mujer que, por estériles, recurrían al Santo y la aquella ermita.)
CASTELO DE SAN CARLOS
Hoy en día alberga el Museo del Mar, en el cual se muestra una exposición permanente de las artes de pesca a lo largo de la historia, en una comarca cuyo devenir siempre estuvo marcado por la mano del mar.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
ELEMENTOS ETNOGRÁFICOS
Destacaremos las antiguas fábricas de conserva y salazón de sardina y otras especies y que llegaron a ser hasta nueve, desde finales del S. XIX a la década de los años 50.
Conjunto de 12 molinos, situados en la línea que forma el curso del río para uno óptimo aprovechamiento del agua.
Es una zona rica en cabazos, todos con características muy similares: piedra de cantería, con cámara estrecha y altas soleras macizas, con motivos tradicionales: una cruz y un pináculo.
SUS CRUCEIROS
Los que más nos gustan
IGLESIAS
PAZOS
ESPACIOS NATURALES
O CENTOLO
El Centolo de Fisterra, o Centulo, da cuenta de numerosos naufragios, algunos tan significativos como el del Blas de Lezo, el almirante español cojo, manco y tuerto.