Como regla general, el confinamiento obligado al que se ha sometido a la población no ha sido una experiencia agradable. Romper con las rutinas, no poder disfrutar de la compañía de amigos y familiares, no poder salir a pasear o a disfrutar de la naturaleza ha tenido consecuencias, sobre todo, en los más pequeños
El cambio radical al que han sido sometido los niños es, si cabe, más duro que el de los adultos, pues no entienden la realidad de los hechos en la misma medida. Los más pequeños de casa, siempre sensibles a lo que ocurre alrededor, han sentido la inestabilidad emocional y los miedos que los padres, asumiéndolos como propios y dejando, en algunos casos, una huella traumática.
Las familias con hijos han vivido un aumento considerable de estrés, mayor aún que el de cualquier pareja, sin la presión de los niños queriendo salir a ver a sus amigos, deseando volver a la escuela, salir al parque o ver a los abuelos.
Consecuencias psicológicas
Al añadido de no entender por qué no pueden salir de casa, se les va sumando factores negativos de forma involuntaria. Por ejemplo, se les va introduciendo, en la mayoría de los casos, un miedo psicológico producido por la existencia de unos extraños bichitos que hay en la calle y que pueden hacerlos enfermar.
A este terror, se le añade la tensión y estrés que viven constantemente los padres por sus propios miedos y problemas, tanto en referencia a la salud como en el plano económico. A todo esto, se les suma su propio aburrimiento, el deseo de volver a hacer una vida normal, rodeado de amigos y actividades divertidas.
Ansiedad en los niños
Como consecuencia, el niño crea su propia ansiedad, en su mayoría silenciosa y de variados síntomas y procesos, cuyo desarrollo dependerá del proceso evolutivo por el que esté pasando en ese momento.
Un tema delicado que hay que tratar consecuentemente. Para más información sobre este tema, el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP) presenta un amplio documento en su web. Con el artículo publicado, al que se accede directamente haciendo clic sobre el enlace que se acaba de dejar reseñado, los padres o tutores podrán detectarla y actuar. En él se analizan los síntomas, las causas, los tipos y los tratamientos existentes para combatir la ansiedad en los niños.
Y es que, efectivamente, la ansiedad, el miedo y la apatía, entre otros síntomas, pueden haber aparecido durante los días de confinamiento. Emociones que se derivan de la incertidumbre que esta situación tan anómala está produciendo.
La incertidumbre
Efectivamente, es este no saber de dónde viene, ni cuánto va a durar, ni si va a afectarles, es uno de los pilares fundamentales para que se produzca esta inestabilidad psicológica que puede hacer tanto daño. La falta de seguridad sobre lo que acontece genera miedos que pueden llegar a producir traumas.
Los padres y tutores tienen la obligación de impedir que esta incertidumbre cale en los más pequeños, es de vital importancia que las relaciones con los niños sea normal, divertida y relajada, aparcando los propios miedos lejos de esos momentos de interacción entre padres e hijos para que no les afecte en modo alguno.
De esta forma, cuando todo vuelva a la normalidad, cuando se pueda volver a viajar y llevar a cabo las actividades de siempre, el temor no habrá profundizado en la psique de los hijos y todo fluirá mejor y más rápido. Se conseguirá dejar atrás los posibles miedos adoptados por la existencia del coronavirus.
Evitar el exceso de información
Como estrategia eficaz contra la ansiedad en tiempos de pandemia, es aconsejable disminuir la cantidad de información que se consume. La información en estos momentos compite por captar la atención del público, como si de un producto de consumo más se tratara. La estrategia para conseguirlo es azuzar el miedo, ser más y más llamativos y exagerados con la noticia, de este modo, el consumidor de información la comprará, generando a su vez más miedo y confusión.
Qué hacer para aguantar lo que queda de confinamiento
Parece que el final de túnel ya se puede apreciar. El país se encuentra en pleno periodo de desescalada y pronto se entrará en lo que se ha venido a llamar “la nueva normalidad”.
Cuidar de la casa
Para afrontar estos días o un posible rebrote del virus, el hogar debe convertirse en algo parecido a un espacio multiusos, donde poder descansar, estudiar y trabajar, pero donde también se tiene que dar cabida al ocio y al deporte. Se debe mantener, por tanto, limpia y ordenada, creando, en la medida de lo posible, estancias diferenciadas físicamente para poder desconectar cuando sea necesario.
La rutina
La rutina es importante para los niños, por lo que se deberán mantener unos horarios fijos para levantarse e irse a la cama, comer, asearse y realizar cada una de las actividades, ya sea de ocio o de estudios. Se debe hacer entender a los más pequeños que la casa es como un barco en el que todos deben hacer su parte para que no se hunda.
Tiempo para estar en familia
Los padres deberán dedicar tiempo a indagar en los temas que más interesan a sus hijos y profundizar en ellos, tanto para hacerlos más felices como para incentivar la unión familiar.
Ser mejores personas
Por último, siempre y en todo caso, fomentar el pensamiento positivo, aprovechar el tiempo de reclusión que queda o está por llegar en ser mejores personas, más concienciados con la sociedad y la naturaleza.