Si hay algo más divertido para los niños que pasar horas en un parque, es vivir aventuras en la naturaleza.
De pequeños debería ser obligatorio el contacto con la naturaleza y una asignatura a cursar de por vida.
Como payasos en la naturaleza han de ser los padres, quienes han de sacarle a los momentos, todo el jugo, más mayores serán ellos quién se entretengan en un medio que les será cercano y familiar.
Adhara e Ismael ahora ya son más mayorcitos y se entretienen solos, buscando sus propias sendas.
Sus aventuras ahora consisten más en preguntar, explorar y ampliar sus conocimientos de scouts sin licencia.
Recuerdo que de pequeños,
más de un familiar o amigo se sorprendía cuando mis hijos les decían que habían estado ruteando,
¿y no os aburrís?
Pregunta que solemos hacer a los más pequeños a diario,
a lo que ellos contestaban muy serios,
pues NO.
Hemos tenido que escuchar: “ pobres solos por el monte”,
como si se tratasen de los hermanos Hansel y Gretel que desvalidos buscan su casa.
Y por qué no preguntarles ¿qué hicisteis? ¿qué me contáis?
Cerramos el mundo natural a los niños, tachándolo de aburrido
y ¿por qué?
aún es hoy el día que me lo pregunto.
¡¡Para nosotros, es sano y enriquecedor!!
Hemos vivido muchas aventuras,
hemos disfrutado en el mejor de los lugares,
conocido especies que jamás hubiésemos visto en la ciudad,
cruzado ríos, escalado montañas y todo ello acompañado
de sus risas, grandes consejeras en el entretenimiento y de unos preciosos ojos brillantes,
eso es lo que vale en la vida,
los ojos que brillan risueños,
eso significa que lo estás haciendo bien.
Mis niños siempre han tenido en sus labios una sonrisa, siempre han amado la naturaleza y en ellos he visto un gran vínculo hacia los animales, a los que protegen y valoran y eso hace que me sienta muy orgullosa.
Han hecho fácil el compartir nuestras aficiones porque más mayores me las han demandado y nosotros encantadísimos.
Su padre, ha forjado algo más que respeto hacia nuestra tierra y les ha enseñado siempre a mirar más allá,
a tener las respuestas antes de formular las preguntas,
a curiosear en un mundo en el que el hombre es el gran depredador.
Han sufrido también con cada árbol o especie que hemos tenido la desgracia de ver morir.
Son niños de gran corazón.
Me alegra decirles a todos los incrédulos,
que los valores de nuestros hijos se han visto afianzados con ella y que son niños felices
que les encanta compartir el aire más puro y el mejor sitio en el que se puede estar
LA NATURALEZA.
Sólo espero que el día de mañana mis hijos tengan niños tan maravillosos como ellos
y que les enseñen la lección más importante en la vida,
el respeto a la naturaleza
y esto sólo es posible cuando existe ese sentimiento que hace que todo se valore desde el corazón,
El AMOR.