Le dedico esta entrada a Manfred, mis palabras son para que las lea tu corazón,

te echamos de menos

Hoy nos acercamos hasta Camelle en Camariñas para descubrir el recién inaugurado Museo de Manfred, seguro que si os digo «Man el alemán en Galicia» igual os suena más.

Refrescando su vida te das cuenta al sacar una foto que nos sigue enseñando aún estando muerto, «somos círculo Man» y aunque luchamos a veces nos gana la batalla el progreso, demasiado tentador y con tanta información a nuestro alcance pero como tú bien dices «los diálogos no valen de nada, si no existen las obras» y aliarse para bien con el progreso es siempre una batalla ganada.

Tu vida sigue fascinando a quién la descubre y es que

Si no conoces la historia de Man, no entenderás lo que es amar la tierra.

Decidí enseñarle a los niños antes de tu casa tu museo porque comprenderían así mucho más el significado de tu hogar.

Pero ¿sabes una cosa? antes de entrar me dí cuenta a través de ellos que surgías nuevamente tú, Neptuno 😉 y contemplé a mi círculo, hipnotizado por el azul de ese mar que enamora hasta a las barcas.

He de decir que esta escultura es perfecta, con esa mueca de enfado continuo que enseñaba en la siguiente página la serenidad de la vida contemplativa pero para leer la página debíamos como tú bien decías, ser monólogo y escuchar el mensaje del mar, él te daría las pistas para poder disfrutar un poquito más de tus lecciones de vida.

Nadie mejor que tú para hacerte un autorretrato

Entramos en tu casa de verano, tu museo, un sueño que no viste en vida pero que te cuento para que lo escuches, allá dónde estés preciado amigo.

Diseñado como tu espigón y en el que puedes contar todos tus círculos, esos que pintabas con la misma pintura que el que pinta su amada barca. Aquí no hay color son un espacio neutro en el que disfrutar.

Te encantaría saber que nos reciben hablando de ti nada más entrar y me emociono escuchando ese poco de ti que ya conocía, mi hijo deja caer su cabeza en mi hombro, como el que da consuelo a mi «echar de menos». Me ilusiona porque nunca hablabas de ti, sólo querías hablar de tus obras, para ti tus niños 😉 y de tu mar, al que amabas como una esposa, eso decías.

Imposible ver la pantalla con la historia de tu museo, demasiada luz, como la tuya cuando lo inundaba todo.

Empezamos contemplando las Crebas, (lo que el mar devuelve a la costa) transformado en el mejor de los regalos, tu arte y esos huesos que cobran vida con tus colores

Todo colocado formando en si mismo arte, cuanto te hubiera gustado verlo, seguramente cambiarías algunas cosas de lugar o de orden y lo llenarías todo con mucho más porque un espacio tan amplio, necesita mucho más de ti.