Casi sin querer te ves en la conversación de otra mesa ¿a quién no le ha pasado?

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 El tono de voz o la situación hace que nuestra atención se centre en un sitio distinto y l@s pequeñ@s lo saben, se sienten incómodos y avergonzados.

Algunos tienen la mala costumbre de reprender en voz alta como una forma de ratificar el «lo bien que lo están haciendo» y todo lo contrario que mal lo estáis haciendo.

Recalcan en alto lo mal que se portan, por esto o por lo otro, como si se tratase de un concurso. Un concurso que hubieran ganado, pero esta vez, en vez de por méritos, han conseguido el premio con faltas: falta de posición en la silla, falta de quietud, falta al tapar la botella de agua, falta el me estás oyendo, falta el por qué no me miras, faltó la siesta… y son muchas faltas las que un niño pequeño tiene que soportar en escasos 10 minutos.

Esta claro que puede ser complicado el educar cuando la paciencia está sostenida por el fino hilo del cansancio, pero por favor, estáis tratando con un material altamente sensible e importante, tomaros un tiempo muerto, respirad y sentid que lo que hacéis va a ser muy importante en su mañana.

Se le llama la atención al niño y se le indica que se hablará más tarde en privado, sin más… no hay necesidad de decirle nada más en público. Lo entenderá muchísimo mejor a solas porque calará lo que le estamos diciendo y si es el caso y  sigue comportándose mal, nos lo llevamos, lo hablamos con él en otro sitio más apartado.

Siempre pongo este mismo ejemplo, imagínate que un jefe utiliza el mismo tono que tú con tu hij@ y delante de todo un equipo de trabajo te dijera lo mal que haces esto o lo otro, ¿no dormiste bien la siesta?. te sentirías enfadado, avergonzado, presionado, probablemente bloqueado, ¿humillado quizás???. Lo normal es que tu jefe te lleve a su despacho y en privado y con tono pausado en un tú a tú educado dijese lo que piensa o hay que cambiar. Pues acuérdate de esto y entenderás el por qué no debes hacerlo en público. Y recuerda que todos los que están alrededor están etiquetándolo como lo etiquetas tú, qué malo es, es incorregible, no hay quien te aguante, que torpe eres… ellos lo interiorizan y tu hijo lo interioriza.

Al reñir en público al niñ@ se siente vulnerable y se daña fuertemente su autoestima (ni te cuento como se sentiría si la riña de hoy la haces delante de sus amigos). Y no digo con esto consentir malas conductas, digo reconducirlas en un tono adecuado sin que se enteren los demás, con tacto y con paciencia sobre todo.

Hoy he vivido uno de esos momentos en que me faltó un micro segundo para no meterme en tu forma de educar, sí en tu tono al educar, feo no, lo siguiente.

«Se corrige en privado, se felicita en público»
Vale para cualquier situación y se utiliza siempre.

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