Os Pendellos de Agolada

Os Pendellos de Agolada

Comenzaremos hablando del topónimo «Agolada» que en muchas ocasiones lo veremos como «Golada». Esta palabra no tiene nada que ver con el origen del topónimo ya que se cree que proviene de Aqua Lata (agua conducida), por ello es lógico que la raíz «a» pertenezca a la misma palabra. Así se ha optado como topónimo oficial y en gallego el nombre de «Agolada».

Pendello

Os Pendellos de Agolada fueron uno de los lugares más emblemáticos de Galicia, ya que eran un punto de encuentro comercial en el que desde diferentes puntos de la geografía se acercaban a comprar ganado o productos típicos gallegos. Estas construcciones datan del siglo XVIII y durante más de doscientos años acogió una de las ferias más populosas de Galicia.

Pendellos da Agolada

Construidos con piedra, su tejado era curvo y de arcilla y se colocaba sobre vigas de madera. Por su robustez solía ser el castaño el encargado de aguantar su peso. Gracias a la arquitectura y sabiduría popular que en las mismas se utilizó las inclemencias del tiempo eran mejor llevadas. Así se resguardaban a la fresca en verano y en invierno conservaban el calor de las lareiras que por todos es sabido el poder aislante y térmico de la piedra. Con muros ciegos en los que se dibujaban pocas ventanas, por lo general una, para conservar el calor de las casas en invierno y mantener el frescor en épocas de calor.

Podríamos diferenciar tres tipos de pendellos. Uno de ellos serían los expositores que serían para enseñar la mercancía y que podrían ser alquilados para tal fin. Tendríamos también los pendellos comedor, donde las barrigas tendrían un buen sitio en el que llenarse y disfrutar de los maravillosos manjares de la gastronomía gallega. Nos imaginamos que los comedores serían lugares de puesta al día, de reencuentros con antiguos amigos del gremio, o puntos de partida para tomar fuerzas, aquí lo rústico acompañaría las posaderas siendo los bancos y las mesas de madera y alrededor de una lareira, marco incomparable para charlar o dar de comer a las gentes.

Luego estarían las casa viviendas rodeadas de pendellos expositores y en otro lugar los pendellos hospedaje. En ellos se daría el descanso a tan ajetreado día. Hasta 1970 fueron vivienda principal muchas de estas construcciones algunas hoy en día en manos privadas.

Nadie se marchará de este lugar sin llevarse algo de la esencia de un pueblo en el que la ganadería y los oficios artesanales eran el alma, siendo uno de los pocos mercados de toda Europa que ha llegado casi intacto a nuestros días desde el siglo XVIII. Nos daremos cuenta de la importancia de este lugar que en el año 1985 fue declarado Monumento Histórico-Artístico.

Son muchos los que creen que un pueblo no muere si la cultura permanece. Bien es cierto que la población envejece y que los mejores guardianes de la historia se van silenciando, pero también sabemos que son muchos los que luchan porque el patrimonio sea un bien salvaguardado del tiempo.

Es hoy en día un lugar de exposición de trabajos artesanos, fiestas populares y actos culturales. Precisamente los moradores de estas casas más adelante hospedajes tenían una buena posición y era aquí donde la exposición de su mercancía tenía una buena publicidad, rodeados por los productos típicos es de esperar que fueran hervideros de la cultura típica gallega. Centros de encuentro y grandes romerías improvisadas en los que el pulpo, la carne al caldeiro, pan as patacas o cachelos y toda la gastronomía tendría estos días un referente.

Existe una capilla en honor a las Virtudes en la calle de A Parranda y mencionar la belleza de la plaza de A Randulfa que conserva un empedrado histórico.

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