Junto al faro de Cabo Silleiro, se mantienen medio derruidas, los restos de unas instalaciones militares que en su época sirvieron para poder vigilar la bocana de la Ría de Vigo y de la entrada de Baiona. Son las ruinas del cuartel militar de Cabo Silleiro, conocidas como Baterías J4 y J5.
Formaban parte de un sistema defensivo costero de las rías Rías Baixas junto con la de Monteferro (J3), Cabo Udra (J2), A Guía (J6) y O Grove (J1). Además existía otra instalación en Punta Faxilda y en Cabo Home unos proyectores de luz. Sus instalaciones cuentan con cuatro cañones que aún hoy se pueden observar bajo sus garitas desde la carretera de la costa que une Baiona con A Guarda. Sus inicios datan del siglo XX, justo después de la guerra civil de 1936, más concretamente de la década de los 40.
A las instalaciones del cuartel militar de Cabo Silleiro se puede acceder desde dos lugares diferentes. Saliendo de Baiona en dirección a A Guarda, siguiendo la PO-552 que discurre junto al mar, llegaremos a Cabo Silleiro, donde está el desvío que asciende hacia el faro. Por encima del faro ya veremos los restos de una instalación militar que se encuentra fuera del recinto. Una curva cerrada nos situará en dirección al cuartel, donde ya podremos observar la silueta del Monte Silleiro en la que destacan las garitas de las baterías que sobresalen entre las rocas.
También se verá el edificio más elevado, que es la torre de telemetría. Por debajo de esta se ubica el recinto abandonado y en ruinas de la mayoría de las dependencias militares. Un poco más adelante está la desviación en donde se encuentra el arco de acceso principal.
Una vez llegamos a la entrada del cuartel militar de las baterías de Silleiro, podremos observar los restos de las viviendas del capellán y del sargento. Junto a ellas, un gran arco de piedra que conservaba el escudo franquista hasta hace muy poco, nos marca la entrada a la plaza donde se ubicaban parte de las instalaciones militares, como la cantina o las dependencias oficiales. Todo ello derruido y repleto de escombros. Un muro adosado a la colina protege estas instalaciones de las tempestades atlánticas. En este muro se abrían unos arcos que comunicaban con los pasadizos que todavía hoy se conservan en buen estado.
Por un pequeño hueco «artificial» se accede a los antiguos túneles del bunker donde se localizaban los barracones y el acceso a las baterías. Una vez dentro, y provistos de luz artificial, podremos recorrer casi 200 metros de galerías, en las que veremos los viejos raíles por donde se llevaba el cargamento y las diferentes estancias que albergaba el lugar. Aún se pueden ver los restos de las instalaciones eléctricas y los restos de puertas blindadas y alguna que otra estantería. El bunker cuenta incluso con escaleras y rampa para el descenso hacia las baterías.
No es aconsejable el acceso al bunker, pero si alguien se adentra, deberá tener ir provisto con linterna y deberá tener especial cuidado con los agujeros y los escombros que se esparcen por el suelo. Sobre todo antes de entrar en las baterías donde se estrecha la puerta, hay una especie de «trampa» en forma de pequeño foso cuadrado de varios metros de profundidad. Para acceder al cañón hay que saltar sobre él. Hay también varias escaleras de metal en el interior del recinto cuya degradación es alta y por las cuales no se debería ascender.
Por unas escaleras de metal se accede al edificio de telemetría, desde donde se obtiene una magnífica panorámica de la ría. En sentido descendente y siguiendo los raíles llegaremos a las cuatro piezas de artillería Vickers que aún hoy se conservan. Alguna de ella data de la dictadura de Primo de Rivera, es decir de la década de los años 20.
Fuera del recinto y por encima del faro de Silleiro se ubican los restos de otras instalaciones que albergaban cocinas, baños y otra planta de observación.
El cuartel militar de las baterías de Cabo Silleiro se mantuvo intacto hasta principios de la década de los 90 y un pequeño retén lo vigiló hasta el año 1999, cuando queda completamente abandonado.
En los últimos tiempos se está intentando aprobar un proyecto privado para convertirlas ruinas del cuartel militar de Cabo Silleiro y sus baterías en un complejo hotelero.
Aun siendo de la epoca franquista no deja de ser un recurso de arquitectura militar defensiva en bastante buen estado. Deberia conservarse como recurso turistico del municipio. Muy buen reportaje de esta posicion.
Es una auténtica lástima la degradación y el desinterés de abandonar este pedazo de historia a su suerte cuando sería un magnífico reclamo turístico