El alto de A Cabeza de Meda y sus alrededores se encuentran repletos de restos arqueológicos milenarios de gran interés. Mámoas, petroglifos, pedrafitas, marcos y otros se esconden entre la maleza. Su escasa o nula señalización impiden su visita y puesta en valor. Uno de ellos es el Petroglifo do Carpazal, un bien de la Edad de Hierro.
El Petroglifo do Carpazal se encuentra a un lado de la carretera que une el Alto do Rodicio y el alto de A Cabeza da Meda. Gracias a Google Maps y a Patrimonio Galego hemos podido localizar su ubicación exacta.
Sobre una pequeña roca se disponen varias coviñas y una gran cazoleta del que sale un surco que conduce hasta la base de la roca. Este es otro elemento patrimonial sin señalización y en la época de nuestra visita estaba un poco dejado e incluso con una marca de spray sobre ella.
Seguro que ya habéis visto en más de una ocasión que estos elementos históricos servían muchas veces como marcos de división territorial, como parroquias o concellos.
Esta roca de los Petroglifos do Carpazal también lo es, ya que indica la división de las parroquias de As Chás en Montederramo y Xunqueira de Espadanedo (Santa María) en el concello del mismo nombre.
Sobre su toponimia debemos saber que un carpazal o carpaceira es un nombre dado en Galicia a varias especies de arbustos. Otros sinónimos en gallego serían: carrasca, carrasco, carroucha, cubilón, foupa, queiroa, queiroga, queirota, queiruga.
Desde este lugar tenemos buenas vistas de la sierra, de gran parte del Val do Medo e incluso de Cabeza Grande de Manzaneda.
Muy cerquita se encuentran los restos de una cantera que aprovechaba una gran veta de cuarzo que es bien visible bajo una pequeña capa de tierra.