Muchas veces se habla de posibles puentes romanos en diferentes lugares de Galicia. Sin embargo, la mayoría de los denominados como «romanos» son en realidad medievales o del siglo XVIII. Algunos de estos fueron rehechos sobre verdaderos puentes romanos y realizados íntegramente con fábrica medieval. Pocos fueron los que conservaron restos del original y los pocos que hay presentan algunas características solo en sus bases.
Sin embargo, existen en Galicia una serie de puentes que sí podrían considerarse de fábrica romana y que en el siglo XXI conservan bases y parte de sus aspecto original. Ejemplo de esto pueden ser los de Bibei y el de Ponte Freixo, sobre el Arnoia.
De todos es sabido como la Vía XVIII o Vía Nova del itinerario de Antonino aprovechaba la depresión del Val do Limia en su viaje hacia Astúrica. Debajo del embalse de As Conchas se encuentra otro puente romano, Puente Pedriña, por donde esta vía saltaba el Limia. Actualmente si el nivel del embalse es muy bajo, puede llegar a verse. Cuando la via XVIII pasaba por el campamento del Aquis Querquennis y llegaba a Celanova, se dividía un ramal que se adentraba hacia donde existen los restos del castro romanizado de Castromao para después dirigirse al valle del Arnoia, en dirección Ourense y luego a Lugo. La importancia de este posible ramal la atestigua la existencia de uno de los puentes romanos de Galicia por excelencia, el Ponte Freixo.
Para vadear el Río Arnoia los romanos construyeron un gran puente de cuatro arcos. La huella romana en este es espectacular: Sillares almohadillados en sus bases, arcos de medio punto, rasante horizontal, un ancho aceptable de la calzada, tajamares y un sinfín de marcas en los opus cuadratum que nos informan de su seguro pasado romano.
Los cuatro arcos nombrados anteriormente son formados por dos vanos de luces de 7,70 y otros dos de 4,70. La longitud del puente es de 57 m. La cimentación está realizada sobre roca maciza.
El estado en el siglo XX era de total ruina, lo que llevó a su restauración y la obra de mantenimiento y sujeción. Estos trabajos se llevaron a cabo en el año 1989 dejando el puente consolidado para largo tiempo. La única pega de su restauración es el hormigón que se asentó para la calzada dándole un aspecto poco romanizado en la vía.
Sin embargo se han mantenido a la vista parte de la sillería original para poder observar el aspecto primigenio de ella. Se habla de la existencia en Cartelle de un posible campamento romano por el que pasaría este ramal en su camino hacia Ourense.
Pero no solo Ponte Freixo es digno de admiración, sino que también el marco natural donde se encuentra. Sobre sus pilas se sitúa un área de recreo compuesto por mesas y fuente. Una presa antigua contiene las aguas unos metros más arriba del puente y forma una zona de baño fluvial. Esta presa servía para desviar el agua del río por un gran canal y así abastecer el molino de cuatro ruedas que se encuentra prácticamente debajo de las pilas del puente romano.
Unos metros río abajo se erige el puente del siglo XIX por donde la carretera actual cruza el río Arnoia. En los alrededores de esta zona se han encontrado petroglifos pertencientes a la Edad de Bronce. El río Arnoia hace aquí de frontera natural entre los concellos de Cartelle y Celanova.