La parroquia de San Salvador de Pazos de Arenteiro se localiza en la confluencia de dos valles que forman los ríos Avia, que proviene de A Serra do Suído y es embalsado por el embalse de Albarellos, y el Arenteiro que pasa por Carballiño después de nacer en en las estribaciones de A Serra do Faro. Nada más que a ochenta metros río abajo de esta confluencia y a 500 metros río arriba de la unión de los concellos de Carballiño, Leiro y Boborás, se mantienen a duras penas los restos de lo que fue un magnífico puente medieval de tres arcos y quizás algún aliviadero más. Se le conoce como Ponte da Cruz.
En pie queda sólo un gran arco que no conserva casi calzada, ya que se trata prácticamente de las dovelas que lo forman unido a alguna hilada de sillares. También podremos ver los tajamares que fueron reconstruidos en épocas recientes. Entre estos, unas modernas pasarelas de madera unen las bases de forma que el río puede ser atravesado por este falso puente. También se puede apreciar un pequeño tramo de la calzada que le daba acceso.
Los restos actuales nos dan una idea de la grandeza del puente que pudo tener casi treinta metros de largo. Seguramente los arcos desaparecidos fueran de menor tamaño que el existente hoy en día. Hay que pensar, que hoy las corrientes de río Avia están sujetas a las compuertas del gran Enconro de Albarellos, en Avión. Hace siglos el río bajaría más disperso en esta zona, con una mayor corriente central que es la que salvó el arco conservado. Podría formar parte de alguna vía que aprovechara los valles del Arenteiro y del Avia y que uniera poblaciones monacales como Oseira o San Clodio, en Leiro. Posterioremente la ruta pudo ser aprovechada por los arrieiros que provenían de las zonas del Ribeiro en su camino hacia el NO. Se cuenta que la destrucción del puente pudo ser debido a los duros enfrentamientos acaecidos en el siglo XIX entre las tropas napoleónicas y los habitantes de la comarca.
Los restos se encuentran entre el kilómetro 7 y 8 de la OU-0414. A tan solo 500 metros de la hermosa y rústica villa de Pazos de Arenteiro, que conserva parte de su arquitectura popular y también a la iglesia románica de San Salvador. Por aquí pasan magníficos senderos que discurren hacia la Fraga do Arenteiro o hacia el río Avia.