La escasa presión demográfica de los últimos años en estas zonas del interior de Galicia ha permitido que aún se conserven verdaderas joyas de arquitectura popular de gran valor escondidas en muchos rincones de estas sierra, como la de O Cando y la vecina de O Suído. Una de esta joyas se esconde en la parroquia de Xirazga (Beariz), en Ricovanca, muy próxima a los límites de la provincia con Pontevedra, a casi 750 m de altitud.
Muy cerquita de aquí se encuentra una pequeña pista de aterrizaje que da servicio a los ricos emigrantes que vuelven, sobre todo desde sudamérica para disfrutar de sus tierras de Avión. Por esta pequeña y rústica población discurre el río Verdugo, que es aún un pequeño «regato», ya que nace muy cerca de aquí, en Regotraveso, «nas Fontes da Revolta, do Portiño e das Breixiñas», de nuevo en la provincia de Pontevedra.
En Ricovanca, el pequeño río Verdugo, que en su final junto al Oitavén crearán la Ría de Vigo, es atravesado por un centenario puente, aunque más bien podría ser considerada «pontella» ya que parece de origen artesanal y popular. Su origen se nos hace más marcado debido a la existencia junto a este de un fantástico molino de agua que se encuentra totalmente restaurado. Digno de mención son las sorprendentes vigas de madera que sostienen las losas de granito que forman la cubrición a dos aguas.
El puente es de rasante horizontal y construido con una sillería muy irregular. No tiene arcos ya que las largas losas enlazan los pilares construidos con grandes bloques de piedra y conserva la posible calzada original. El puente está señalizado como medieval, pero suponemos una antigüedad no anterior al siglo XVIII. Es muy probable que molino y puente estuvieran relacionados.
Por encima del puente, una pequeña presa desvía en parte las aguas del río para que discurran por el canal de entrada del molino y poder dar fuerza a su «moa». Sobre el canal, unas curiosas losas de piedra podrían servir como seculares lavaderos de ropa.
A todo este conjunto arquitectónico de Ricovanca hay que unir el maravilloso marco natural que forma el pequeñito río Verdugo y que convierte el lugar en un rincón mágico.