Eran muchos los caminos que llegaban hasta Santiago desde la península y desde fuera de ella. Uno de ello era la Vía de la Plata que desde el Sur se dirigía a Galicia para confluir con el camino francés en Astorga. Con el motivo de evitar la subida hasta a Astorga el camino se dividía en un ramal que se denominaba Camino Sanabrés o camino Mozárabe, por su paso por la población zamorana de Sanabria. Desde aquí se dirigía a la Gudiña, ya en Galicia, donde se dividía a su vez en dos ramales: Uno que marchaba un poco más al sur y circulaba por Verín hasta Allariz y Ourense.
El otro subía la sierra de San Mamede, por Castrelo do Val, más al norte y se dirigía por Laza hasta Vilar do Barrio para después enlazar otra vez en Ourense. Pero este era un trayecto muy duro, duro por las elevaciones de más de mil metros que existían en las cumbres, duro por las condiciones climatológicas que los peregrinos debían soportar en estas latitudes, sobre todo en los fríos inviernos.
En lo alto de la sierra, rozando los mil metros de altura, concretamente a 998 m, en un lugar denominado Forca dos Lobos, muy cerca de Portocamba y del nacimiento del río Támega, y justo después de salir del concello de Castrelo do Val y pasar al de Laza, se encuentra una prueba del paso de los peregrinos por esta ruta. Un montón de piedras formando un pequeño montículo colocadas artificialmente por los caminantes y en cuyo centro se sitúa una gran cruz de madera. La palabra que denominaba a estos montículos era «milladoiros». Una cruz de los que pocos pueden saber su antigüedad, aunque su material perecedero nos puede dar una idea de su edad, ya que la madera de la cual está compuesta debe soportar temperaturas extremas tanto de frío como de calor, así como soportar las nevadas y lluvias del invierno. La madera se encuentra en un estado de deterioro elevado y es probable que haya sido sustituida varias veces.
Antaño, esta sierra era una gran masa forestal compuesta de árboles autóctonos, sobre todo de centenarios castaños, pero los devastadores incendios de las últimas décadas han dejado la zona totalmente desértica. Tan sólo polvo y matorral bajo conforman la zona donde se ubica la cruz y por el cual pasa el camino de Santiago.