Hace más de tres mil años, en el Neolítico, los antiguos pobladores de Galicia acostumbraban a enterrar a sus clanes y a sus líderes en tumbas construidas con grandes losas graníticas, al igual que en gran parte de la fachada atlántica. Estas tumbas eran después cubiertas de tierra adoptando la forma de mama. Por eso en Galicia reciben el nombre de «mámoas».
En este lugar de la Ribeira Sacra existen un conjunto de mámoas en la parroquía de Moura. El lugar elegido es un lugar alto (750 m) y despejado. Ya el topónimo «moura» es utilizado en Galicia unido casi siempre a antiguos restos de civilizaciones pasadas, como el caso de la cultura megalítica y castrexa. Numerosas leyendas habitan esta serie de lugares. Aquí se encuentran los restos semienterrados de hasta siete construcciones de este tipo. La creencia popular de que estos enterramientos escondían tesoros, dio lugar a numerosos expolios en la mayoría de las mámoas de Galicia.
Extensas llanuras y normalmente lugares elevados eran elegidos por estas culturas para enterrar a sus muertos. Aquí, además, están junto a los llamados Penedos da Moura que son unas curiosas formaciones rocosas que sobresalen de la planicie. El lugar se encuentra bien señalizado y cada mámoa cuenta con un panel indicativo.