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Murallas romanas de Lugo

Sin duda la historia de Galicia va unida al paso y la presencia en el territorio de distintos pueblos que favorecieron en gran medida a la creación de la cultura gallega actual. Los romanos aportaron al territorio una gran riqueza cultural y arquitectónica.

Una de estas riquezas que han llegado hasta nuestros días en un estado de conservación inmejorable, ha sido las murallas de Lucus Augusti, o a lo que actualmente conocemos como la ciudad de Lugo. Esta conservación ha hecho posible que el monumento esté nombrado Monumento Nacional (1921) y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (2000).

Corría el siglo III, y en una ciudad del norte fundada por Paulo Fabio Máximo en el siglo I a.c. en honor al emperador Augusto, se sentía la necesidad de protegerse ante el constante avance de los pueblos de norte. Estó propició la construcción de 2.117 m. de muro de piedra para cercar la población y guarnecerse de los posibles ataques bárbaros. Granito para las puertas y ángulos y pizarra para la extensa muralla. Su anchura variaba desde los 4,20 hasta los 7 m.

En cuanto a su altura oscilaba entre los 8 y los 12 m. Ni más ni menos que 85 torres vigilaban el horizonte por los cuatro costados de la ciudad. Por si eso fuera poco, un foso de 20 de ancho y 4 m de profundidad defendía aún más a la población intramuros. Por dentro, una separación entre las edificaciones y las murallas, llamado intervallum, servía para mantener y aprovisionar sin obstáculos a la defensa.

La grandiosidad de esta muralla reside en que hayan llegado intactos hasta nuestros días la totalidad del perímetro de sus muros, los cubos (se conservan 74) y las puertas. Una de las torres conserva las ventanas, ya que la restauración llevada a cabo en 1832 por Alejo Andrade respetó la originalidad de esta. Es la conocida como Torre da Mosqueira. Posiblemente 4 o 5 puertas serían de época romana, sobresaliendo la más antigua conocida como Porta Miñá o do Carme. Conserva el basamento de sillería romana y el arco por el que entraban los peregrinos provenientes del camino francés. Romanas también podrían ser la Porta Nova, Porta Falsa, Porta de Toledo y Porta de Santiago. Más adelante, en épocas posteriores, fueron abiertas nuevas puertas hasta un total de diez.

En los últimos cien años se hizo más daño a la muralla de lo que los siglos habrían logrado. Más de treinta edificios se construyeron en el intervallum y adosaron sus muros con las centenarias piedras. En 1921 se abrió una puerta ilegal, la de Obispo Odoario. Este suceso propició el nombramiento de la muralla como Monumento Nacional.

Las murallas de Lugo constituyen uno de los legados históricos y culturales más bellos y más impresionantes de toda la región de todos cuantos han llegado hasta nuestros días. Sin duda, un lugar que no hay que perderse para poder conocer la importante influencia romana que se extendió por toda Galicia.

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