Tristes y solos se encuentran los restos de esta capilla de San Tomé que se levanta en el medio de la nada. Da mucha pena encontrar los maltrechos restos de este templo secular en este lugar solitario.
Estamos en Tomiño, en la parroquia de Vilameán, en una zona denominada las Tomadas de San Tomé. Aquí, en medio de un bosque de pinos, eucaliptos y algún carballo perdido, encontraremos lo poco que queda de una capilla de la que cuentan que fue en su día la iglesia parroquial. También recibe el nombre de Capela da Silvosa.
La poca información que encontramos de esta capilla de San Tomé de Tomiño, la veremos en la ficha de patrimoniogalego.net. No hay más rastro en la nube… Habrá que bucear en bibliografía o que alguien nos instruya debidamente.
En la ficha nos cuentan que había una inscripción que ha sido recientemente robada y que marcaba quién había mandado hacer la capilla y el año 1640.
Lo mejor conservado, aunque solo por el momento, es su fachada, de la que aún podremos ver su puerta formada por un arco rebajado y sobre ella una cruz grabada con decoración geométrica a ambos lados. Por sus características barrocas, es más que probable que la época de su construcción se vaya al siglo XVII.
En la actualidad, el bosque se come los restos de la capilla de San Tomé de Vilameán y la maleza devora los muros que dan muestras de recientes derrumbes.