Ponte de Fillaboa

Puente – Ponte de Fillaboa

Desde Ponteareas, el río Tea discurre con paso firme hacia su desembocadura en el padre de los ríos gallegos, el Miño. El río Tea dona sus aguas a 2 km río abajo de Salvaterra de Miño, creando una gran isla fluvial, la isla de Fillaboa.

En su andadura desde Ponteareas, es vadeado por cuatro puentes centenarios: Cernadela, Os Remedios, As Partidas y el último, casi en la desembocadura, el Puente de Fillaboa, un magnífico puente de cuatro arcos que conserva aún hoy rasgos medievales.

Puente medieval sobre el río Tea

Fillaboa fue desde hace siglos un importante paso obligado para aquellos que venían o se dirigian a Tui, ya que el camino real que por aquí discurría unía Ourense, Ribadavia e incluso La Meseta.

El puente de Fillaboa actual tiene su origen probablemente en el siglo XV, aunque desconocemos si tuvo un antecedente romano. Debemos tener en cuenta el interés minero de esta comarca, como así lo atestiguan las minas de oro situadas a ambos lados del mismo puente de Fillaboa. Sin embargo, lo más probable es que el mineral fuera transportado en barca hasta la vecina Portugal y desde allí aprovecharía las calzadas.

Posteriormente a la Edad Media, el puente de Fillaboa sufrió grandes modificaciones, sobre todo en el siglo XVII, cuando, debido al conflicto de la guerra de la Restauración portuguesa, fue reconstruído para poder vigilar y canalizar el paso hacia las tierras tudenses. Prueba de este conflicto era la existencia de diversas fortificaciones a ambos lados del puente, una probablemente sobre las bodegas de Fillaboa y otras dos en la orilla opuesta.

Arco apuntado

Las fortalezas formaban parte de un cinturón defensivo que protegía la frontera con Portugal en los alrededores de Salvaterra de Miño. Este complejo tenía como eje el desaparecido castillo de Aytona, situado al norte de la villa de Salvaterra, en O Casal. La actual fortaleza de Doña Urraca y otras dos atalayas completaban la defensa.

Calzada

El puente de Fillaboa está formado por cuatro arcos, de los cuales uno mantiene su aspecto apuntado propio de los puentes góticos del siglo XV. Su longitud total es de casi 70 m, y su anchura media de dos metros y medio. De destacar es su altura en el punto central que alcanza los 11 m. Tambíen nos llama la atención su antigua calzada que aún conserva parte de las piedras centenarias

El caudal del río Tea llega a ser muy intenso en invierno y otoño, debido a la inexistencia de presas que hagan regular el agua. Además el río crea una importante cuenca hidrográfica que junta las aguas de muchos ríos y regatos a lo largo de todo el valle.

Esta zona fluvial del río Tea y su conluencia con el Miño, forman parde de la Red Natura 2000, y no es para menos, pues las orillas mantienen una vegetación de ribera compuesta por frondosas y numerosos endemismos, lo que da lugar a una rica y variada fauna. También está catalogado como Zona Especial de Conservación (ZEC).

En las proximidades del puente de Fillaboa, río arriba, veremos el puente de la antigua carretera que unía Salceda de Caselas y Salvaterra de Miño. En el siglo XXI, se construyó otro de más capacidad situado medio kilómetro más arriba, que también podréis ver desde aquí.

Más fotos

Localización – Mapa

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